**Natasha**
Miré sus manos y vi que sostenía mis libros. Realmente me había ayudado a conseguirlos.
Sonreí y abrí la puerta, haciéndome a un lado para que pudiera entrar. Entró y dejó caer los libros sobre mi cama.
"Muchas gracias", sonreí, pero su rostro ni siquiera se inmutó.
Sacó un teléfono móvil del bolsillo y lo miré atentamente para ver que era el mío.
Me entregó el teléfono y, cuando lo agarré, no lo soltó. Lo miré, confundida.
"La próxima vez, no grites mi nombre así en público", dijo, e inmediatamente la sonrisa desapareció de mi rostro. Realmente no quería que nadie supiera lo nuestro.
¿Qué le pasaba?
Soltó el teléfono y se dio la vuelta para irse.
"Dante...", lo llamé, y se detuvo. No estaba segura de si debía hacer la pregunta que me rondaba por la cabeza, pero tenía mucha curiosidad por saberlo.
"¿Quién es Bastien?", pregunté. Al instante, Dante se giró para mirarme, y sus ojos estaban llenos de rabia, odio y amargura.
Antes de que me diera cuenta, se abalanzó sobre mí y