Capítulo 91. El vacío de Aylin.

Narrador omnisciente:

Martín se había instalado en la vida de Aylin como si siempre hubiera pertenecido a ella. Cada mañana aparecía con algo nuevo para los niños: pan recién hecho, una fruta distinta, un pequeño juguete que decía haber visto de camino. Con Aylin se mostraba atento, dispuesto a ayudarla en lo que fuera, y en el hospital ya era habitual verlos juntos durante los turnos largos. Todo parecía encajar demasiado bien.

En la superficie, la vida de Aylin se volvía más llevadera. No tenía que correr cada día para llegar al colegio, porque Martín ya se encargaba de recoger a Ian y Clara. Tampoco se preocupaba por la cena, porque muchas veces él la preparaba antes de que su madre o ella llegarán. La rutina que antes era un peso solitario ahora parecía compartida. Pero ese alivio venía acompañado de un malestar que no desaparecía.

Los niños empezaron a mostrar resistencia. Ian, que al principio aceptaba los juegos de Martín, comenzó a aparta