Sasha despertó porque alguien le estaba respirando en la nuca. Alguien dejaba besos en su cuello, a lo que ella le dio más acceso para que le siguiera besando. Una mano intrusa se metió debajo de su blusa, luego apretó su pecho con algo de fuerza y los dedos jugaron con su pezón.
— Es hora de despertar —susurró alguien en su oído—. Tienes que ir a tomar al menos tu segunda clase.
— No… —gimoteó, aún con los ojos cerrados, sin caer en cuenta de la hora que era y con quien estaba—. No iré.
— Tus profesores se pondrán furiosos si saben que has estado faltando por estar en la cama con un hombre…
— El profesor Becker es muy malo conmigo, s