1. Finales y Comienzos

Angeline

Después de aullar todo lo que pude, volví a la película de mi vida que se reproducía en mi mente. Oh, ¡esa era una buena parte! Sucedió hace solo una semana, justo antes de que la m****a se desatara.

Era mi cumpleaños número dieciocho y estaba tan emocionada que salté de la cama por la mañana temprano, algo que no hago. Nunca.

Saltando de mi cama, me dirigí a la habitación de mi hermana pequeña, Stella, y entré en ella de puntillas antes de saltar sobre su cama.

"¡Buenos días, cachorrita! ¿Sabes qué día es hoy?" Mi voz rebosaba de emoción.

"¡Ángel!", se incorporó inmediatamente, frotándose los ojitos con la mano y sonriendo, "¿Es mi cumpleaños? ¡Oh, no! Es tu cumpleaños, el día en que conocerás a tu loba". Me dedicó una enorme sonrisa de oreja a oreja. Se le acababa de caer uno de los dientes de leche delanteros y ahora tenía ese adorable hueco que tienen los cachorros de su edad.

"¡¡¡Sí!!! Y mejor que eso, ¡significa que podré empezar mi entrenamiento de guerrera la semana que viene!" Casi grité de la emoción mientras le alborotaba el pelo rubio rojizo. Ser una gran luchadora como mi padre y mi prima Bianca ha sido mi sueño desde casi siempre.

Tomando a la dulce cachorrita en mis brazos, salté a la cocina para prepararnos el desayuno. Como solía hacer todos los días, puse un vinilo a sonar en el antiguo tocadiscos de mi madre mientras Stella y yo comenzamos nuestra fiesta de desayuno.

Papá estaba de guardia, patrullando las fronteras como cada día antes del amanecer. Era el guerrero principal de la manada y mi ejemplo a seguir. Erámos muy unidos, sobre todo después de que mi madre muriera hace poco menos de dos años. Un profundo suspiro me abandonó — la muerte de mi madre no fue un tema fácil y pensar en ella siempre me hace estremecer el corazón. Murió muy repentinamente. Un día, sentí una brusca y punzante quemadura en la marca de nacimiento en forma de luna que tengo en el vientre y mamá me tocó el hombro para consolarme. Luego de eso, cayó muerta a mi lado. Fue horrible.

Sacudiendo la cabeza, intenté quitarme esa sensación de encima. Hoy era un gran día y no iba a dejar que estos recuerdos me lo arruinaran.

De todos modos, desde que mi madre nos dejó, he estado criando a mi hermana pequeña mientras papá se mata trabajando.

"¡Puedo ayudarte a hacer tostadas!" dijo Stella con voz cantarina en cuanto la coloqué en su silla detrás de la isla de la cocina.

"No, nada de cachorros cerca del horno", repetí las palabras que me decía mamá cuando tenía la edad de Stella.

"Ya tengo cinco años y hasta tengo un diente de niña grande...", dijo, tocando sus dientes con la lengua, "¡Ya ves, Ángel! ¡Casi está creciendo!" me dijo, mostrando el trocito de diente que brotaba de sus encías.

"No me convence. Hagamos un trato: cuando tengas ocho dientes de niña grande, podrás ayudarme. ¿De acuerdo?" pregunté mientras me ponía a trabajar en las tostadas y a sacar unos huevos de la nevera.

"¡De acuerdo!" asintió Stella con energía.

De repente, sentí un pequeño cosquilleo en el fondo de mi mente mientras algo crecía, se expandía dentro de mí. Casi dejé caer el envase de leche cuando oí un pequeño ladrido.

"¡Oye, soy tu loba, Sia! ¿Podemos cambiar? ¡Quiero ver mi cola en el espejo!", dijo en mi mente.

¡Oh, mi Diosa! ¡Mi loba también se despertó temprano a la vida!

Su emoción me inundó; ¡estaba deseando ver y experimentar el mundo! Podía verla claramente dentro de mi mente, su pelaje marrón claro se veía tan esponjoso y tenía el mismo color de ojos que yo: azul intenso con algunas pinceladas de verde.

"¡Sí! Pero tengo que alimentar a mi cachorra antes", le dije, sonriendo para mis adentros. Yo también estaba más que emocionada por cambiar a su forma y correr libremente por el bosque. Pero Stella siempre es lo primero.

"¡Tenemos una cachorra! ¿Soy una mamá? ¡Pero soy tan joven! Una loba recién nacida. ¿No deberías haberte guardado para nuestro compañero? No te ofendas, Chica-Ángel, pero fuiste rápida. ¿Cuándo fue — en tu noche de graduación, quizás? ¿En la parrillada de la Fiesta de la Diosa de la Luna?" Sus palabras me hicieron dar una pequeña arcada, ya que estaba claro que no conocía a los chicos de mi antiguo colegio. Por suerte, esos días habían terminado y yo estaba lista para empezar mi entrenamiento y patear traseros.

"¡No! ¡Diablos, no! Los chicos de la secundaria eran tontos, ¡una manada de perros cachondos que se frotaban la cola con cualquier cosa! Stella es mi hermana, pero es como nuestro cachorro. Es la cachorra más dulce, por suerte no es como yo. La amarás", le expliqué.

"¡Oh, qué bonito! ¡Me encantan los cachorros! Todavía no he visto ninguno, ya que soy una loba recién nacida, pero creo que me encantan de todos modos. Son pequeños, ¿verdad?", preguntó, haciéndome reír.

"Lo de 'salvarme' pasó, pero fue un efecto secundario de tener algo mejor que hacer que preocuparse por los lobos adolescentes. Somos una guerrera, Sia", añadí. Técnicamente, Sia y yo aún no éramos una guerrera, pero las cosas estaban a punto de cambiar. Pronto, muy pronto.

"¡Espero conocerlo pronto! ¡No puedo esperar!" Podía sentir a mi loba saltando en mi mente. ¿Hacía cinco minutos que había salido a la superficie y ya quería un compañero? ¡Disfruta primero, lobita! Hay más cosas en la vida que las colas traseras y delanteras de un tipo.

Después de desayunar, llevé a Stella al preescolar y volví a casa para hacer lo que Sia me había pedido. Después de quitarme la ropa, me dejé llevar por mi loba e intenté sentirla, sentirme como ella. Pronto, un dolor punzante recorrió cada terminación nerviosa de mi cuerpo y sentí que mis huesos se rompían y volvían a formarse. Jadeos apresurados salieron de mis labios secos mientras intentaba no desplomarme en el suelo. Cerrando los ojos, me agaché mientras el ruido de los huesos y los músculos extendiéndose llenaban mis oídos. Cuando pude volver a respirar con normalidad, parpadeé dos veces y al mirarme en el espejo que tenía delante, vi a una hermosa loba de color marrón claro. Se dio la vuelta lentamente, mirándose la cola y aullando suavemente.

"¡Me gusta lo que veo!", aulló, y yo estallé en risas en nuestra mente compartida.

De repente, sentí que algo se introducía en mi mente y me provocaba un dolor de cabeza punzante pero que pasaba rápidamente. La voz de mi padre invadió mi mente, comenzó como un susurro débil que no entendía luego fue creciendo hasta algo cercano a un grito.

"¡Ángel, mi niña, nos han atacado! Vinieron como sombras. No lo lograré", dijo jadeando entre gemidos de dolor.

"¿Qué? No, papá. Tienes que lograrlo. No puedes dejarnos. No. Stella y yo no podemos estar sin ti. ¿Se han ido? ¿Dónde están los médicos? Voy para allá ahora mismo". Respondí en su mente, empezando a correr mareada en mi forma de loba. La vista de Sia estaba nublada por las lágrimas, mi loba compartía mi dolor y mi miedo. No podía dejar que mi hermanita perdiera a su padre también, no podía dejar que mi padre muriera. Tenía que hacer algo, ir a la clínica de la manada, a la frontera. No lo sabía. Pero tenía que actuar.

"No. No hay tiempo. Te quiero, cariño. Sé siempre buena y leal. Serás una gran guerrera y servirás bien a nuestra manada. Trata de no ser impulsiva y - cuida a la pequeña Stella. Promete que siempre verás por ella, la protegerás y la cuidarás. ¿Lo prometes?"

"¡Papá, no puedes irte!" Mis palabras fueron un grito de dolor y me sentí tan débil y pequeña, me sentí como una niña en ese momento. No, no podía perderlo. No podíamos perderlo.

"Promételo". Su palabra salió con dificultad, estaba demasiado adolorido como para enlazarme mentalmente, le estaba costando la poca energía que le quedaba. Tenía que ahorrarla para poder esperar a los médicos.

"Te lo prometo. Te juro que cuidaré de ella, papá. Pero tú — por favor, prométeme que sobrevivirás, que lucharás. Eres fuerte, siempre has luchado, no puedes rendirte ahora", murmuré en su mente.

"No puedo prometer eso, cariño. No te voy a mentir. Dile a la pequeña Stella que la quiero — mi Ángel. Mantente fuerte y amable. Te quiero", murmuró, las últimas palabras cortadas por respiraciones profundas y gruñidos eran casi imposibles de entender. Sin embargo, tras esas palabras, llegó lo que más temía: el silencio.

Un grito ahogado me llenó el alma, mientras toda la agitación de emociones en mi interior se convertía en un único y abrumador tsunami de dolor, irrumpiendo en mi mente, rompiendo mi maldito corazón. Sia dejó escapar un fuerte aullido de dolor mientras yo lloraba dentro de mi mente.

"Encontraremos a tu pareja, y las cosas mejorarán, Ángel. Él protegerá a la pequeña Stella y a nosotros", trató de consolarme mi loba, aunque no creí que estuviera de acuerdo con ella.

Ahora, en mi dolor, lo único que quería era estar sola. Tenía miedo y no sabía si podría hacerlo – ser todo para Stella e incluso para mí misma. Tal vez tener un compañero no era algo tan malo.

 ~ * ~

Al abrir los ojos lentamente, me di cuenta de que estaba en mi forma nuevamente, ya sin pelaje marrón claro. Estaba en mi cama. Seguramente me desmayé después de hablar con mi padre. ¿Pero cómo había llegado aquí?

Al mirar el reloj de la mesita de noche, me di cuenta de que era temprano. Eran las 8 de la mañana, pero espera, eran las 9 de la mañana cuando mi padre... cuando me contactó mentalmente. ¡He dormido casi veinticuatro horas! Oh, mi Diosa. ¿Qué pasa con Stella? ¿Qué pasó con ella? ¡No la busqué en la escuela! Me levanté de un salto, mirando a mí alrededor hasta que me encontré con los cálidos ojos azul claro de Julia.

"Tranquila, Ángel. ¿Cómo te sientes?" preguntó suavemente y me senté en mi cama, sabiendo que Stella debe estar bien y que mi mejor amiga seguramente la cuidó mientras yo estaba DESAPARECIDA. Si no hubiera visto a mi loba, habría jurado que no era una mujer lobo sino una mujer perezosa después de dormir tanto tiempo.

"¡Eres una mujer lobo, Ángel! Estoy muy segura. He visto y movido mi cola muchas veces. Te dolía demasiado, así que te he apagado por un tiempo. Lo sé, ¡soy una gran loba!" Sia dijo en mi mente. ¿Cómo pudo apagarme? Mi dolor no era importante ya que tenía que cuidar a mi cachorra y mis responsabilidades; ¡no podía apagarme como si fuera un televisor!

"¿Stella?" Pregunté, mirando atentamente a mi amiga.

"Está en casa de mis padres, ellos la llevarán al colegio. No te preocupes. Siento mucho lo que le pasó a tu padre", murmuró Julia, sentándose a mi lado y envolviéndome en un abrazo.

"Gracias por cuidar de ella", susurré entre lágrimas.

"Siempre. Tú y la pequeña Stella son familia para mí", respondió, pasando sus manos por mi espalda con movimientos tranquilizadores. "No quiero apresurarte y no puedo ni imaginar lo que sientes ahora mismo, pero el Alfa ha vuelto de su viaje antes de lo previsto después de lo ocurrido. En dos horas quiere dirigirse a la manada sobre este repentino y misterioso ataque, también mostrar su solidaridad a las familias de las víctimas. Ninguno de los patrulleros sobrevivió, Ángel. Fue muy grave. Creo que ambas deberíamos ir -me dijo Julia y yo asentí.

Eso era algo bueno; el Alfa encontraría la manera de proteger a nuestra manada y yo estaba dispuesta a contribuir a eso; ayudaría como pudiera, muy probablemente, entrenando más rápido y duro que nadie para estar al servicio de la manada en poco tiempo.

Después de una larga ducha, muchas lágrimas y tres tazas de café, fui a la casa de la manada con Julia. Mucha gente – tal vez toda la manada – estaba reunida alrededor de la casa, esperando que llegara el Alfa. Hacía mucho tiempo que la gente no lo veía. Había estado viajando por el Reino durante los últimos meses. En mi caso, no recordaba la última vez que había visto al Alfa Aarón. Yo no era de las que venían a todos los eventos sociales de la manada. No tenía ni el interés ni el tiempo – tenía que cuidar a Stella y mis pasatiempos eran más bien leer, correr y salir con Julia que asistir a fiestas.

Muchas lobas estaban en la parte delantera de la casa, empujándose unas a otras para tener la mejor vista del Alfa cuando llegara. Parecían tan emocionadas de verlo que, si estuvieran en sus formas de lobo, estoy segura de que sus orejas y cola se agitarían. Podrían tener una oportunidad con él. Si los rumores eran ciertos, sabía cómo disfrutar de su vida.

De repente, el delicioso olor a café y menta entró en mis fosas nasales y no pude hacer otra cosa que sonreír ante él. A continuación, un hombre alto y guapo salió de la manada. Su pelo castaño parecía tan suave que me hormigueaban los dedos por tocarlo y al ver todos esos músculos, se me humedeció la boca y también los labios inferiores. ¡Estaba bueniiiisimo! Cuando mis ojos se encontraron con sus ojos grises, pude sentir que algo se despertaba en mi alma y mi loba ladró con fuerza dentro de mí.

"¡Compañero! ¡Es nuestro compañero! ¡Es él!" Sia aulló de pura alegría. Yo también dejé que este sentimiento cálido y perfecto se extendiera por mi corazón y me hiciera sentir completamente viva nuevamente. Todo lo que quería ahora era fundirme en sus brazos, sentir su calor, su tacto. Sus labios me parecían tan sensuales y tenía que comprobar si sabía a café y a menta, ¿no?

Mis piernas me empujaron hacia delante, e ignorando el entorno, me dirigí hacia él. Creo que Julia me llamó o dijo algo, pero apenas pude procesar una palabra. Estaba totalmente perdida en una nebulosa, sintiéndome casi como si estuviera hipnotizada. Ni mi loba ni yo podíamos esperar un segundo más. Sin embargo, para mi sorpresa, Alfa Aarón permaneció allí, muy quieto.

Mi loba gimió: "¿Qué está pasando? ¿No le gustamos?"

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