DONOVAN
Después de pedirle con esa vocecita de cruda necesidad si le dejaba montarle, y de dejarle completamente mudo con su fuerza, su compañera Megan se sienta sobre su pelvis con famélico espíritu, y sin perder ni un segundo, toma su dolorido y grueso pene para guiarlo a su entrada, empezando así a restregarlo con afán por su sexo y dilatarse.
—Mmnnhh… sí… —jade feliz la loba cerrando los ojos y tomando una gran bocanada de aire fresco por el contacto de sus sexos.
Donovan lleva sus manos a sus piernas y empieza a acariciar sus desnudos muslos observando complacido lo bien que se lo estaba pasando Megan a su costa.
Sus mejillas volvían a estar rojas, sus suaves pechos se movían en sintonía con su cuerpo, sus pezones estaban en punta y su pelo empezaba a enmarañarse mientras su dura carne se empapaba con sus dulces jugos.
Estaba simple y llanamente preciosa. Y tenía que reconocer que esta nueva y recién descubierta Megan, le tenía completame