Hades desapareció de la cocina y solo quedaban Kevin y Tessa en ese momento. Kevin aclaró su garganta, buscando romper el silencio que se había instalado entre ellos, y preguntó con voz algo temblorosa: —¿Necesitas algo?

—No. —respondió Tessa de inmediato, casi sin pensarlo— Solo necesitaba tomar un poco de agua, volveré a la habitación.

Mientras subía las escaleras, la oscuridad parecía envolverse a su alrededor. Tessa sintió la penetrante mirada de Kevin, como si cada paso que daba resonara en el silencio. Había una corazonada en ella, una leve curiosidad que pulsaba en su pecho, llevándola a preguntarse qué pensaba realmente él.

Fue entonces cuando, en medio del silencio que parecía pesar como una manta, Kevin rompió la barrera: —¿Cómo es que estás en mi casa?

Tessa se detuvo por un instante, sintiendo el latido acelerado de su corazón. La pregunta flotó en el aire como un eco persistente. —De hecho… —balbuceó— …es una larga y enredada historia.

Las palabras se deslizaban por sus l