No sé cuánto tiempo transcurre, pero cuando me escuecen los ojos y la piel bajo estos me arde, comprendo que ha pasado demasiado tiempo como para darme cuenta de que nos han dejado completamente solos en el estudio, la música ha desaparecido y la ansiedad comienza a disminuir lentamente.
Cole no me ha soltado ni un segundo a pesar de sus intentos por ir a buscar mi móvil para que pueda hablar con Aiden, pero no me sentía preparada para quedarme sola con mi conciencia de mierda, recordándome una y otra vez que sólo sé hacer estupideces.
Carraspeo para aclararme la garganta y me aparto de su pecho para poder mirarlo.
—Lo siento mucho... yo... yo...
—No pasa nada, Becca —me interrumpe al mismo tiempo que me sonríe con tristeza y se levanta del suelo con ayuda de las manos—. Iré a buscar tu móvil y hablarás con Aiden —arguye antes de pasar por mi