21. Sigues siendo mía
El martillo del subastador resonó con fuerza en el salón, llamando la atención de todos los invitados. En la tarima, una escultura de mármol se exhibía bajo los reflectores, su silueta clásica representando la fuerza y la elegancia.
—Doscientos mil dólares —ofreció Giovanni, su voz firme resonando en la sala.
El público murmuró con admiración. Era costumbre que los Accardi hicieran donaciones generosas en estas galas.
Skyler alzó una ceja, sus labios curvándose en una sonrisa apenas perceptible. Levantó la paleta con gracia.
—Trescientos mil.
El murmullo se elevó, un rumor excitado que corrió entre los asistentes.
Giovanni giró lentamente la cabeza hacia ella. Sus ojos hazel se encontraron con los miel de Skyler, y en ese instante entendió que no era una simple puja: era un desafío. ¿No quería dar un espectáculo en una foto junto a él, pero si retandolo en la subasta?
—Cuatrocientos mil —replicó él, sin apartar la mirada.
Skyler levantó la paleta de nuevo.
—Un millón