C27- SOLO UNO MURIÓ
LIONA.
Despierto de golpe. Y mi mente empieza a reproducir todo lo que pasó: el ataque de los pícaros, la pelea, la huida... y luego correr por el bosque. Mi cuerpo se siente pesado, y en cuanto trato de moverme, una punzada en el vientre me recuerda todo.
Me llevo una mano al estómago, asustada.
—Mis cachorros… —murmuro.
—Están bien —responde una voz.
Me giro rápidamente hacia la dirección de donde viene y veo a una anciana que me sonríe. La mujer se acerca con un cuenco de agua y me ofrece un poco.
—Toma —me dice.
No confío en ella, pero no tengo fuerzas para moverme.
―Vamos ―insta ―Han pasado muchos días. Debes estar deshidratada.
Abro los ojos sorprendida y mi voz suena áspera cuando intento hablar.
—¿Di… días? —logré preguntar.
—Bebe un poco —repitió ella—. Luego podrás hacerme las preguntas que quieras.
A regañadientes, tomé el cuenco y bebí dos sorbos. El agua calmó un poco el ardor en mi garganta, pero no mi ansiedad. Solo había una pregunta en