Tres días completos habían pasado desde la noche en que Kieran había desaparecido voluntariamente de mi vista después de descubrir que yo había olvidado completamente algo que aparentemente había sido profundamente significativo para ambos, y durante todo ese tiempo no había vuelto a materializarse ni siquiera una sola vez a pesar de que podía sentir su existencia persistente a través del vínculo de manada verdadera que nos conectaba de forma permanente más allá de la muerte física.

Esa conexión pulsaba débilmente en el fondo de mi consciencia como un latido distante y errático, confirmándome que seguía existiendo en algún lugar dentro del alcance del vínculo aunque había elegido mantenerse invisibl