27. Inevitable
El bufete bullía con su habitual atmósfera laboral, mientras todos se apresuraban con carpetas y documentos en mano. Fabio se sentía más incómodo de lo normal mientras avanzaba por el pasillo en dirección a la oficina de Casandra.
La vergüenza de su llamada del fin de semana lo atormentaba, y Josh no lo había dejado olvidar. Aquel acto impulsivo y bochornoso ahora requería que enfrentara las consecuencias.
Cuando llegó a la puerta de la oficina de Casandra, contuvo la respiración antes de tocar suavemente. Al escuchar su voz firme concediéndole la entrada, abrió la puerta y la encontró mirando su computadora.
Sus ojos se cruzaron, y Fabio pudo captar un rastro de incomodidad en su expresión. Seguro, ella debía estar resentida. No había respondido a sus llamadas, lo que claramente señalaba su desinterés, y ahora él había empeorado la situación. Era patético.
—Casandra, necesito hablar contigo —dijo Fabio, con la voz ligeramente tensa.
Casandra negó con la cabeza, pero él entró rápi