Capitulo 4.

Regrese al aeropuerto sin ganas de conversar con nadie. El vuelo a Estados Unidos fue más rápido de lo que imaginaba, a las pocas horas ya estaba aterrizando en territorio estadounidense. Preferí quedarme en uno de los penthouse que tengo en muy cerca del trabajo, no me apetece ir a mi casa sabiendo que Deniska está esperándome solo para iniciar un conflicto ficticio donde los dos terminamos jediéndonos el día y le resto de la existencia.

Me levante de la cama pocos segundos después de que decidido me metiera a dormir, que ingenuo soy, no he descansado desde hace mucho tiempo de hecho no recuerdo la última vez que repose las ochos horas seguidas que se necesitan para reparar un adolorido cuerpo. Continue con la lectura que había dejado a medias antes de irme a Tokio. Bebi un trago de vodka, pero eso no calmo mi sed, tuve que ir a la cocina para consumir de golpe un litro de agua helada y lo peor de todo es que seguía como en el comienzo, deseoso de saborear algo que ni yo sé que es.

<<Impulsivo sin control… eso es lo que es>>

Dos meses después.

Estuve trabajando sin parar por un lapso largo de tiempo, los periodos de sueño se modificaron tanto que ya me estoy costumbrando a solo dormir dos horas al día, en ocasiones no consigo ni descansar, aunque sea un par de minutos.

<<Voy a enloquecer>>

He estado presente en todos los ultrasonidos que Deniska se realiza mensualmente, el desarrollo y crecimiento de mi hijo es excelente, lo que jode la noticia es que su madre está tomando decisiones erróneas con respecto a la alimentación que el nutriólogo le recomendó. La rusa es aún más torpe al rechazar las vitaminas y minerales que naturalmente necesita el cuerpo. Está obsesionada con mantener la delgadez que actualmente posee algo que es absurdo ya que en unos meses más se le notara la barriga del embarazo. Es por ello por lo que decidí contratar a tres personas que se encarguen de vigilar todos los movimientos que realiza durante el día y la noche, asegurándose de que consuma la comida que el chef del penthouse prepara especialmente para ella.

—Recuestate en la cama —recorrí las cortinas de las ventanas.

—Solo vienes a eso, ya ni siquiera me tocas ¡ya no me haces el amor! —descubrió su vientre con fastidio y más por deber que por deseo.

—Ssh —coloque mi cabeza en su barriga y escuche los sonidos de su interior —. No estoy contigo por amor eso lo sabes bien.

—Ya sé que lo único que te interesa es tu hijo.

—Por fin comprendiste mis palabras.

—No soy tonta.

—Dude de tus capacidades desde que comenzaste a fastidiarme.

—¿Sabías que los bebés escuchan desde que están en el útero?

—Lo sé, es por eso por lo que trato de conversar con el pequeñín —sonreí de lado.

—Pues no creo que sirva de mucho que vengas a vernos cada mes o cada vez que se te antoje.

—El trabajo me tiene saturado, no tengo tiempo.

—Ya me enteré de que estas viajando tres veces por semana, prácticamente solo llegas a dormir y nuevamente te largas a disfrutar de la vida como si fueras soltero —movió los labios antes de morderlos descargando la furia que tiene contenida en su interior —. También tengo derecho de salir a divertirme, no puedes tenerme en esta prisión para siempre.

—No tienes ningún grillete en los tobillos o ¿sí? —derretí su valentía mirándola a los ojos —. Puedes largarte a donde quieras, pero te advierto que si algo le llega a pasar a mi hijo te aseguro que convertiré tu vida en un infierno ¿está claro?

—Ya no quiero que me amenaces, si sigues con esa actitud llamare a tu padre.

—¡¿Qué dijiste?! —fruncí el ceño acentuando el enfado.

—¡Lo que escuchaste! ¡Estoy harta de esta situación! ¡Harta de que te revuelques con cualquier zorra que se te ponga en el camino y me dejes a mi aquí deseosa de sentirte como la primera vez que me hiciste tuya! —paso su mano sobre la cómoda arrojando todos los jarrones de cerámica al suelo, destruyéndose en pedazos —. No conozco a tu padre, pero tengo el dinero suficiente como para investigarlo y dar con su paradero.

—¡Deja de decir tonterías!

—¡¿No me crees?!

—Quieres jugar sucio ¿no es asi? —desafiante asintió con la cabeza.

—Si tanto temor le tienes a tu padre entonces quedate conmigo y me olvidare de la idea.

—Resulta, querida —sonreí con malicia antes de comenzar a caminar alrededor de ella —. No podía quedarme con los brazos cruzados esperando el momento en el que te decidieras a confesar el pasado que oculta tu familia. Investigue muy, muy, muy a fondo y encontré pequeñas letras en la historia de tu apellido que no me agradan del todo ¿quieres que te las diga? —me acerque a su oído—. Siempre estaré un paso delante de ti.

—Tú no sabes nada de mí.

—¿Eso crees? —comencé a reírme —. Puedo enumerar toda la suciedad que viviste por culpa de tu padre y de tu madre, además de que si quisiese me comunicaría con el encargado de la prisión de Rusia para que dejen en libertad a tu… —me interrumpió.

—¡No! ¡Callate! —su nerviosismo fue el detonante de que su sistema colapsara —. Largate y sigue siendo el animal que eres.

—Ahora si nos entendemos.

—Dejame en paz.

—Sera un placer —di media vuelta y recogí mis pertenencias—. Te vere luego —al subir al elevador.

Se que soy todo lo malo que ha podido caminar sobre la tierra, Italia me vio nacer y me entrego los mejores modales y la elegancia que distingue a mi apellido. Mi reputación me precede demostrando lo cruel y bárbaro que puedo llegar a ser si me lo propongo. No conozco límites y la simplicidad de las palabras se pasean por el arco de mi entrepierna reflejan un estado meramente carnal. Me gusta que me veneren como el dios italiano que soy, desde la cabeza a los pies… cada rincón de mi cuerpo es perfecto. Al anochecer las costelaciones envidian mi belleza porque soy la reencarnación del pecado y de la lascivia.

<< Soy y siempre seré el amo del mundo>>

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