- ¡Massimo ya despiértate! ¡No seas perezoso! Eso déjamelo a mi… Massimo, vas a llegar tarde a la empresa, tu padre se va a volver loco si no estas listo para la junta, anda amor, ya levántate… - Decía una suave voz al oído de Massimo.
Massimo poco a poco fue abriendo los ojos, miraba como la luz del sol se colaba por las cortinas de la habitación principal, miro un poco desubicado a su alrededor, se sintió desconcertado.
- ¡Massimo Pellegrini, ya levántate! Luego no quiero que me heches la culpa de que llegamos tarde al trabajo… - Dijo nuevamente esa sueve voz, pero ahora con un tono enérgico.
Massimo se tallo los ojos, no cabía en el asombro, la mujer que le hablaba era nada mas y nada menos que ¿Guadalupe?
- ¿Guadalupe? – Dijo Massimo incrédulo.
- Massimo no te hagas que estas dormido, ya esta el desayuno, te hice café de olla y pan francés, Emma dijo que debemos ir pronto por la despensa, hay varias cosas que faltan en la cocina.
Massimo observo a la mujer que le hablaba, pero no p