Audrey buscaba no pensar en Iker ni en Alondra, mucho menos en su comportamiento en aquella fiesta.
Salvador acababa de ofrecerle un trabajo y eso la haría olvidar lo que sentía por Iker, al menos por un momento.
Al día siguiente, ella se despertó positiva. Ese tenía que ser un buen día y sus padres notaron un gran cambio en ella.
-¿Cómo estás hija? Al parecer estás muy feliz hoy- Tamara, la madre de Audrey le preguntó a su hija los motivos de tan repentina felicidad
-Bien mamá, hoy comienzo a trabajar en lo que me gusta. Eso mantendrá mi mente ocupada- Comenzó a prepararse el desayuno feliz
-¿Es por un chico que estabas así? Puedes hablar conmigo y no voy a juzgarte- Le pidió a su hija buscando saber los motivos de su tristeza
-Mamá, él no vale la pena. Él no me quiere. Algún día lo olvidaré. Ahora voy a trabajar y eso me mantendrá ocupada- Confesó sinceramente y Tamara la escuchó con atención
-Hija, ¿Quién es él? ¿Te engañó? ¿Qué sucedió? Una mujer no sufre solamente por un en