A media mañana, dentro de una de las salas de conferencias en la sede de Alexander Group.

Era una sala que la mayoría de las personas detestaba. Un solo error, aunque fuera mínimo, y te obligaban a asumir toda la responsabilidad frente al propio presidente Alexander o, peor aún, frente al asistente Brown.

Hoy, los presentes eran el director ejecutivo de la división de centros comerciales, varios gerentes de mall, el señor Alexander y, por supuesto, Brown. Una taza de café sin tocar permanecía sobre la mesa, completamente olvidada, como si no existiera.

El CEO comenzó su informe con una disculpa. Eso solo bastó para dibujar una expresión de desagrado en el rostro de Brown.

El informe mensual de rutina continuó: ganancias netas, personal interno, nombres de empleados destacados y de aquellos que recibieron advertencias, todo detallado minuciosamente. Los preparativos para el Festival del Pueblo ya estaban completados en un 80 %. Todo sonaba fluido y normal… hasta la siguiente parte.

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