Dio un pequeño tirón a su americana negra cuando el agudo pitido informando de la planta se escuchó y las puertas se abrieron. Una corriente de seguridad inundó a Sharon, alejando todos los nervios y focalizándose como siempre en aguantar más de cinco minutos de conversación con Nore antes de que, de una manera educada, la mandase a la mierda. Casi dos meses y medio y su récord personal eran seis minutos treinta, Miguel Nakamura ayudó a contabilizarlo. Ese chico disfrutaba viendo a Sharon salir del despacho de su jefa con cara de perro mojado.
-Sospechaba que si venía Cristina, tu también lo harías, pero jamás pensé que te dejaría sola - comentó Miguel como saludo.
-Puedo ser altamente persuasiva.
-Falta un cuarto de hora - la frenó cuando hizo el amago de ir hacia el despacho de la CEO. - Te has adelantado, aún no tenemos que entrar.
-¿Tu también? - le preguntó y Miguel le dio una mirada obvia. Claro, había olvidado cómo en Tacarigua, Juan siempre estaba pegado al cul