Antes de que pudiera decir algo más, los labios de James estaban cubriendo los suyos, comenzando un lento movimiento que segundos después, logró intensificarse. Los ojos de Sean cerrados y su corazón rebotando fuerte porque, después de diez años él volvía a besar a un chico y no uno cualquiera, a su estudiante.
Sintiendo como la lujuria arremetía contra su cuerpo, cogió con fuerza los brazos de James. Eran fuertes y suaves, estando aquel día descubiertos ante una camiseta. Sean sabía lo delicioso que estaba siendo aquel primer contacto boca con boca y esperaba que no se acabase jamás.
Cuando James introdujo su lengua en la cavidad contraria, la de Sean estaba dispuesta a arremeter e iniciando una nueva y picante lucha, ellos jadearon ante la desesperación que los acarreó. El mayor sabía que no faltaría demasiado tiempo para que aquello terminase de suceder; pero desde luego, él no estaba seguro de que sería aquel día. Cuando James lo juntó con fuerza hacia él y se separó con un húmedo