23. UN ATARDECER INTERMITENTE
Sharif
—Debo reconocer que Rabat es impresionante, la cultura, la gente, realmente ha sido un día increíble a pesar de todo.
—Y yo debo reconocer que tú me tienes sin palabras después de todo lo que vi y escuché hoy.
Volvimos al auto y con ello el atardecer, sabía que debíamos volver a casa, pero en parte no quería hacerlo todavía, me la pasé muy bien hoy, sentí que por primera vez en mucho tiempo mis angustias se alejaban de mi vida y lo que menos deseaba era que terminara el día.
—¿A dónde vamos ahora? —preguntó muy entusiasmada, no le veía rastro de estar cansada pese a todo lo que corrimos.
—Ya es hora de volver a casa.
—¿Acaso tienes quince años? Vamos, debe haber otro lugar interesante para visitar.
—No es eso, simplemente no quiero darle ventaja a mi padre y sus hombres.
—Sé que nos encontraron en un momento, pero los perdimos de vista y tampoco estamos tan lejos de la casa de tu abuelo… o eso creo.
Me quedé viendo el cielo y entonces vino un recuerdo fugaz, uno que se