—¿Qué sucede, Emilio? —pregunta Yolanda mientras se sienta.
—Se trata de Sofía. La psicopedagoga estuvo haciéndome algunas preguntas bastante raras, dice que mandó a Sofía a dibujar algo de su pasado y ella dibujó un auto en llamas. ¿Fue Rebecca quién le contó sobre el accidente donde murió Emma? —pregunta con disgusto.
—No, ella simplemente le dijo que tuviste un accidente, y por eso tienes el rostro así. Rebecca no sería capaz de contarle algo tan trágico a Sofía, ni mucho menos yo.
—¿De dónde entonces, Sofía sacó eso?
—No tengo idea, Emilio. Los niños a veces inventan historias.
—Pues no me gusta que mienta. —advierte con firmeza— Además creo que es hora de contarle la verdad a Sofía. No puede vivir engañada, Yolanda.
—Lo sé, Emilio sólo déjame resolver lo de mi hijo Fabricio, y luego te prometo que le diré la verdad.
—Está bien, pero ya no deseo más mentiras en todo esto. —espeta— Tampoco quiero hablar de Rebecca y su pasado, lo que ella y ese hombre hayan tenido, ya n