Paso un mes, habían completado su misión en el Zulia, dejaron a sus amigos encargados de cuidar el convento, se comprometen todos a cuidar de los cultivos, tenían el consentimiento para repartir para todos, siempre que no dejarán de mantener todas las verduras y frutas.

Esta vez se despiden de todos sus amigos, quedando de regresar muy pronto a visitar, cuando todos suben en la nave, la abuelita mira la nave con profunda tristeza, pensando que no volverá a ver a sus amigos.

De pronto siente que alguien la toma en sus brazos, al mirar a su pequeño Adrik, ella sonrie al decir:

—¿Mi pequeño Adrik, te vas sin despedirse mio?---

—”Abuelita, no te pienso dejar sola, te vas con nosotros."---

La sube en la nave, la dejo en una silla cómoda, cerró la nave, estaban todos listos para iniciar el viaje de regreso a Irak.

Cuando dan la orden de prender los motores, el príncipe Adrik obedece saliendo el primero por orden del rey Saturno .

La abuelita lo mira con amor y admiración, viendo que