La prueba de fuego

—Una prueba practica y sencilla. Pondré a prueba su dinamismo y su dote de ser niñera. En este momento iremos para donde esta ella para que pueda pasar tres horas cuidándola y Thais va a decidir si la acepta o no.

—¿Thais? ¿Es el nombre de su hija? —Dije impresionada —Entonces… ¿mi trabajo depende de lo que diga su niña?

—Así es. ¿Algún problema con ello?

—Nada —Dije sonrojada.

Oh carajo. No sé si es parte de lo que dijo acerca de vengarse, pero esperemos que yo pueda conseguir el trabajo. En ese momento, se abrió la puerta y dejaron paso a tres personas. Eran sumamente bellas, esbeltas y delgadas. Todas tenían aires de grandeza.

¿Pero que pedo? ¿Desde cuándo esto se convirtió en una pasarela? ¡Son puras modelos!

Había una chica más alta que las demás, y esta se me hacía conocida. Bastante. No sé de dónde pero bueno, tendría que darle más mente.

—Hola Archie, esperamos que vengas hoy a la gala que tenemos hecha. Vine en persona para darte la invitación. Ya tu padre aceptó y dijo que si, así que te esperamos —Dijo aquella chica de pelo negro, flaca y esbelta.

Ni idea de quien es.

Ella salió con aires de grandeza no sin antes mirarme con asco ¿pero que le he hecho yo a esa estúpida? ¿Pero quién se cree?

Solo la miré con una mirada fulminante, de esas que te caen mal. Una vez fuera ellas, Archie me miró.

—Vamos a mi auto, de ahí la llevaré ante mi hija para que usted pueda proceder con su oficio —Dijo él de forma tranquila.

—Está bien —Dije levantándome.

Debía de mantener la calma, hacer las cosas bien y con suerte… ver si consigo el trabajo. Aunque la idea de mudarme con ellos no me gusta tanto.

Salimos de su oficina y nos despedimos de la secretaria. Esta nos despidió también con una sonrisa. Mientras avanzamos con cada paso, pensaba deducir el que carajos fue lo que paso ahí con esas modelos y porque lo invitaban a una gala. Oh claro, es un CEO ¿Cómo no lo van a invitar?

Retiro lo dicho.

Nos subimos a su carro, es un BMW. Este Archie maneja mucha pasta. Espero que no sea un narco en cubierto. Su chofer, una persona mayor, nos saludo con una mirada seria.

—Llévanos a la casa, baja el cristal por favor —Dijo en cuanto se sentó.

Me senté a su lado ya que él me lo indico. Un cristal polarizado bajó de inmediato separándonos de chofer y solo dándonos privacidad a ambos. ¿Qué es lo que él quiere hacer conmigo?

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