Después de un largo tiempo, finalmente vio el papel que había dejado sobre la mesa.
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Él lo tomó, lo leyó y comenzó a reír a carcajadas, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. Era mi informe de embarazo.
En realidad, después de casarnos, Dylan y yo también tuvimos momentos dulces. Él fue a la zona del terremoto para ofrecer servicios médicos, y al intentar rescatar a una paciente, se cayó desde un lugar alto. Se fracturó la pierna y tuvo que estar en la cama durante tres meses.
Durante esos tres meses, lo cuidé con esmero. Era quisquilloso para todo y, no le gustaban las verduras, así que le preparé comidas nutritivas. Al final, lo malacostumbré.
El año pasado, en mi cumpleaños, me preparó una variedad de fuegos artificiales. Los fuegos estallaron en el cielo nocturno, convirtiéndose en ese instante en testigos de nuestro mejor momento juntos. Me perdí en los rasgos esculpidos de Dylan y reuní todo mi coraje para besarlo. Mi cuerpo temblaba un poco, pero él no me empujó. Al cont