Capítulo XXIII...
-Aranza…
-Tenías razón Miguel, Sebastián mostró sus verdaderos colores – llorando
-Aranza acepta casarte conmigo – sacando la cajita con el anillo
-Acepto…Miguel
…
-¡Carguen a doscientos cincuenta! – colocando las paletas del desfibrilador en el pecho de Sebastián – ¡atrás! – el aparato se activa y Sebastián da un brinco pero no reacciona – ¡carguen a trescientos!
- ¡Hijo de perra no te mueras! ¡yo tengo que matarte! – mientras está afuera de la sala de espera de urgencias
El celular de Xavier suena y es su padre – ¿Dónde demonios estás?
-¡Papá a ese bastardo le dio un infarto!
- ¡¿Qué?! – recibiendo la mirada de su hija y de Miguel
-Papá, ¿Qué pasa?
-Un problema, con permiso – marchándose del restaurante – dime ¿Cómo está?
-No reacciona ¡no reacciona! ¡papá si ese cabrón muere mi hermana se muere!
-Ya voy para allá – colgando la llamada
Al poco sale el médico e informa el parte médico del hombre – logramos salvarlo ¿Por qué nadie nos dijo que sufre del corazón?
-¡¿Qué?! ¡¿ese bastard