Capítulo II...

Cuando Sebastián vuelve a verla queda encantado, esos ojos verdes, ese cabello rubio como el sol…¿Cómo pudo hacerle tanto daño en el pasado?

-Aranza…bienvenida

-Es la primera vez que me llamas por mi nombre ¿a qué se debe, marqués?

Sebastián queda en shock…

-Solo quise ser atento…te he descuidado mucho

-Sí, desde que nos casamos para ser exactos

Todos los empleados sienten el ambiente tenso.

-Aranza…sigue toma asiento y cenemos, pensé que querrías refrescarte antes de…

-Tengo algo importante que decirte, así que no tiene importancia si me doy un baño o no

-De acuerdo – acercándose y como todo caballero ofrece la silla al lado de la suya

Sebastián toma asiento y ordena servir la cena, los platillos son servidos y cuando Aranza ve que todo es la comida que le gusta apenas levanta una ceja, algo le pasa a su esposo, pero bueno esos intentos por ser considerado llegaron tarde, muy tarde…

-Aranza – dejando la copa de vino – ¿Qué deseas decirme?

-Esto – entregando el sobre – espero firmes…y así podrás estar con el amor de tu vida

- ¿Qué? – y así abre el sobre quedando en shock al ver las palabras DEMANDA DE DIVORCIO – Aranza

-Lo sé todo…¿Qué creíste? ¿Qué me ibas a tener como una estúpida rogando por migajas de afecto?

-Yo…¿Cómo supiste? – tratando de mantener la compostura

-La zorra de tu amante me envió un video ¿ya se te olvidó? Hasta estuviste de acuerdo con ella para enviármelo

Sebastián queda en shock, al recordar ese video, que fue hecho precisamente el día anterior…

-¡No! – colocándose de pie – ¡no te daré el divorcio!

-No sé por qué te molestas, si tú con quien quieres estar es con Lucía, y hacerla marquesa de Alba, te estoy dando el camino libre sin molestias, y sin pedirte nada…

- ¡No te puedes divorciar porque estás embarazada!

Aranza queda en shock, mientras que todos los empleados están igualmente consternados pero con sonrisas en sus rostros…

-¿Cómo supiste?

-Te vi enferma hace unos días y aproveché tu visita a tu padre para ir con tu médico, sabes que soy abogado…

- ¿Planeas quitarme mi bebé? ¿piensas que esa zorra sea quien lo críe?

- ¡No! ¡no te puedes divorciar porque simplemente ese hijo tiene que nacer dentro de un matrimonio! ¡es mi heredero! ¡el heredero de los Martínez de Irujo!

- ¡Yo no quiero seguir casada contigo! ¡desperdicie años de mi vida tratando de complacerte, de que intentaras por lo menos quererme! ¡¿todo para qué?! ¡para que a los diez minutos de casados fueras a follar con la zorra de Lucía!

Sebastián queda en shock.

-¿Cómo supiste?

-Te vi…¡a ella siempre le diste lo que me negabas a mí! ¡yo te amaba desde niños!

-Aranza, podemos…

-No, no podemos – colocándose de pie – no podemos divorciarnos, bien…entonces dormiré en otra habitación, te quiero lejos de mí, lejos de mi bebé…y sobre todo más te vale que durante los siguientes nueve meses a esa puta no la traigas a esta casa

Y así sin darle la oportunidad de hablar, Aranza da media vuelta y se marcha del comedor…

Mientras en el comedor Sebastián está mirando una y otra vez la demanda de divorcio…

-¡Nunca te daré el divorcio Aranza! ¡nunca, eres mí esposa hasta el día que yo muera!

Y mientras Sebastián se lamentaba, escucha una voz muy familiar.

-“Te dije que Aranza no te amaría con la misma devoción de tu vida pasada”

Sebastián se gira y ve a la silueta, de pie…impasible…

-¡Tú! ¡¿Qué le hiciste a mi esposa?!

-“Solo hice lo que tenía que hacer…¿quieres enamorarla? Pues sus sentimientos por ti no deben estar, aunque claro le dejé en sus recuerdos que te amaba desde niños, siéntete conforme”

-¡¿Conforme?! ¡mi esposa me odia, puedo no ver a mi hija! ¡y tendré que enfrentar a Xavier, a mi suegro y mis padres!

-“Nadie te dijo que este nuevo camino sería fácil, te prometí que volverías a ver a Aranza, pero ella debe amarte…de nuevo”

Y así la silueta se desvanece, dejando a Sebastián con mucho en qué pensar.

-M****a…

-Señor marqués…¿Qué desea que hagamos con la petición de la Marquesa?

-Hagan lo que Aranza ha pedido…pero iré a verla, trataré de convencerla de que no haga eso, no quiero recibir los sermones de mi madre

-Doña Valeria se puede molestar

-Lo sé Sofía…así que por favor, aún no saquen las cosas de Aranza

-Sí señor marqués

Sebastián se dirige hacia la habitación, al llegar ve a Aranza con una maleta sobre la cama y ella está empacando todas sus cosas – Aranza

-¿Qué quieres Sebastián? No me retractaré…me iré a otra habitación ya que el mejor abogado de España no quiere darme el divorcio

-Aunque quisiera no podemos, estás embarazada…por ley ese niño debe nacer dentro de un matrimonio perfectamente legal

-Bueno sí tu lo dices, pero no te preocupes, mañana llamaré a Miguel…

- ¿Quién es ese? – tratando de controlar sus celos

-Mi amigo y mi abogado…así que le preguntaré

- ¿Por qué nunca supe de él?

-Porque apenas ha regresado de Francia, él es amigo mío del colegio

- ¡¿Designaste a un extraño como tu abogado?!

-No es ningún extraño – mirando fijamente a Sebastián – es mi amigo, y claro que le confiaría algo como mi divorcio

- ¡Ya te dije…!

- ¡Y yo te dije que no quiero seguir casada contigo! ¡no quiero seguir con alguien que todos los días me recuerda que nuestro matrimonio fue un error! ¡no quiero estar con alguien que me violó estando borracho y luego me culpó!

-Aranza…yo…

- ¡Me dijiste que fue mi culpa por paréceme a Lucía! ¡qué me ibas a dar una lección de respeto! ¡así que te lo advierto, si me sigues molestando mi hermano y mi padre sabrán la verdad! ¡qué no se te olvide que soy la hija de un duque y tú eres un simple marqués!

Sebastián queda en shock, pues sabe que Aranza nunca hubiera usado su título o el de su padre para hacerlo menos, la silueta tenía razón, antes debe estar agradecido de que Aranza recuerde el cariño que le albergaba de niña.

-¡Basta Aranza! ¡¿Por qué no entiendes que quiero cambiar?!

- ¿Tú, cambiar? – empezando a reír – ¡el marqués de Alba, acaba de decir que cambiaría! ¡no lo puedo creer! ¡el mundo está al revés!

-Aranza no digas eso – tratando de controlar sus emociones – yo quiero…

-No me interesa lo que quieras – retirando de su mano sus argollas nupciales – yo te amaba Sebastián…te amaba desde que tenía ocho años…

-Aranza…

-Pero tú tomaste todo mi cariño y lo volviste m****a – arrojando los anillos a Sebastián – si querías casarte por el título de Duque del Infantado, déjame decirte, que quien lo llevará será Xavier…yo soy duquesa…pero no tendré nada que ver contigo

- ¡Basta yo no quiero el título, te quiero a ti a nuestro hijo!

-Eso no decías cuando follabas con Lucía en esta casa…ella nunca será duquesa, solo es una perra bastarda…mi padre nunca le dará oficialmente el apellido Arteaga

-¡Lucía no me importa!

-Mira quién te cree, ahora ¿te puedes ir? Quiero terminar de empacar mis cosas

Y así totalmente frustrado, Sebastián se marcha…y al poco empiezan a entrar siervos suyos quienes sacan las maletas y cosas personales de Aranza, las cuales son llevadas hacia una bella habitación en el fondo del pasillo.

Sebastián se ha dirigido hacia su despacho en donde empieza a maldecir…preguntándose una y otra vez ¿Cómo puede enamorar a Aranza? Cuando a su celular llega un mensaje de Lucía en el que le dice que o se ven, o le enviará a Aranza el video en el cual planean encerrarla en el ático de la mansión de Sebastián, así que el hombre simplemente le escribe que se vean en el lugar de siempre.

Tal parece que a Lucía Santana le hace falta conocer verdaderamente al Marqués de Alba…

Así pasa la noche, Sebastián se siente solo y desesperado al no sentir el calor de Aranza, mientras en su habitación la aún marquesa de Alba está encantada de la vida escogiendo ropa para su bebé en una página web, va a aprovechar que sigue siendo la esposa de Sebastián y le sobregirará las tarjetas de crédito…y todo lo que compra, es casualmente para una niña…

-Te estoy comprando de todo como si fueras una niña – acariciando su vientre – sería lindo que lo fueras, así no heredarás nada de Sebastián

Pero en el fondo ella también extraña a Sebastián, aunque está decidida a divorciarse, porque sabe que el hombre nunca la ha querido, él solo tiene ojos para Lucía, así que ¿Por qué luchar por alguien que ni siquiera te ha dado la primera oportunidad?, lo único bueno que tiene de Sebastián es su bebé, además su padre y hermano están con ella; y su amigo Miguel la ayudará a llevar a cabo los trámites del divorcio, así que…cuando quede libre podrá buscar a alguien que la ame a ella y su hija…

-De verdad deseo que seas niña, no quiero que heredes el título de Marquesa de Alba

Y rompe en llanto, porque le duele ver que el matrimonio por el que intentó luchar está a nueve meses de terminar…

En la habitación matrimonial, Sebastián la escucha llorar, y se da una bofetada con todas sus fuerzas, él se prometió ese día no hacerla llorar, pero todo le ha salido terriblemente mal, Aranza no quiere saber de él, y lo peor puede perder a su hija de nuevo si es que ella decide no quedarse luego de que la bebé nazca…porque él no es tonto, cuando nazca la bebé…Aranza iniciará con los trámites del divorcio y lo peor…¿Por qué tiene el presentimiento de que ese Miguel podría ser más que un amigo de Aranza?

-No…no dejaré que me la quites…quién quiera que seas – frunciendo el ceño

Al despuntar el alba, Sebastián se marcha dejando a Sofia al pendiente por si Aranza requería de algo, cosa que la mujer hará encantada; mientras él se marcha hacia el hotel de mala muerte donde seguramente Lucía está esperando por él.

Así que al llegar se dirige a la habitación en donde la mujer al verlo intenta arrojarse a sus brazos, pero en lugar de recibir un abrazo, recibe una bofetada que la hace caer en la cama.

-¡Sebastián! ¡¿Qué te pasa?! – llorando mientras tiene una mano en su mejilla

- ¿Qué crees, que podrías arruinar mi matrimonio?

- ¡Ese matrimonio de m****a ni debió concretarse en un principio! ¡tú debiste casarte conmigo, no con esa hija de puta!

Y recibe otra bofetada.

-¡Basta!

-Vamos a dejar las cosas claras…¿crees que amo a Aranza? Todo lo que quiero de ella es su título de duquesa…por nada más me casé con ella, tú ni tienes el apellido Arteaga…eres una bastarda que fue acogida por el duque del infantado

- ¡Infeliz!

-Tú eres la infeliz…una pobre bastarda que no sabe hacer otra cosa que competir con Aranza…¿Qué no te has visto en un espejo? Nunca serás como ella

- ¡Si no me ayudas a hundir a la familia Arteaga todos sabrán del video!

-Oh…¿enserio?

Y varios gritos se escuchan salir de aquella habitación, al poco Sebastián sale, mientras limpia sus manos y deja a Lucía llorando a mares pero sobre todo con su celular destrozado, aunque por si acaso contratará un hacker para que destruya el computador personal de Lucía.

Mientras en la mansión Aranza se encuentra en el jardín hablando amenamente con su amigo Miguel.

-Bien ¿Qué te dijo?

-Que no podemos divorciarnos, porque estoy embarazada – formando un puchero

El hombre da una sonrisa mientras bebe un poco de té – tiene razón…

-¿Eh? ¿Por qué? Yo no quiero seguir casada con él

-Porque estás embarazada…legalmente tu bebé tiene que llevar el apellido paterno, para que no sea tildado de bastardo

El puchero de Aranza aumenta.

-Oye…no pongas esa cara tu bebé podría nacer haciendo pucheros – y Aranza da una sonrisa – mejor así que dime ¿Qué deseas que haga?

-Que lleves todo lo relacionado con mi divorcio, que interpongas una correcta demanda

-Bien ¿algo más?

-Por el momento solo hazme compañía

Y así los dos amigos disfrutan de la compañía mutua, cuando la ama de llaves anuncia la llegada de Sebastián, quien al ver al hombre cercano a su esposa enfurece e hierve en celos.

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