Vinícius llegó al restaurante a tiempo de ver a Marília siendo tocada y asediada por aquel hombre, con su puntería perfecta alcanzó al bandido con un tiro en la cabeza. Marília tuvo la cara sucia con la sangre de aquel hombre y él cayó arrodillado a sus pies.
El horror de aquel momento casi la hizo perder los sentidos, estaba en total pánico.
Regina corrió para amparar a la nieta, pero él pidió que se quedaran donde estaban, pues había más de ellos allí para eliminar.
— Quédense quietas y agachadas, nos encargaremos de todo.
Luego sus hombres liquidaron a todos los bandidos que estaban en el restaurante, había sangre y la gente estaba muy asustada. Vinícius se acercó a Marília, la ayudó a levantarse y limpió la sangre de su rostro con un pañuelo y todavía temblaba mucho.
— ¿Estás bien? — Preguntó mirándola a los ojos.
— ¿Estoy viva, abuela? — Ella abrazó a la abuela y las dos lloraron juntas.
— No hay más tiempo para quedarse aquí, vamos.
Su mirada decía que ya sabía que él no tenía f