Edmond se detuvo sobre una Belinda dormida mientras se preparaba para ir a trabajar a la mañana siguiente y, sabiendo que su acción la despertaría, se inclinó y le susurró al oído.
—Adiós, cariño. Te veré más tarde esta noche, ¿de acuerdo?—
—Hmm—, murmuró Belinda.
Edmond se quedó quieto un momento antes de besarla en la frente y luego hablar de nuevo. —Recuerda, llegaré tarde a casa—.
—Mmmhmm—, respondió Belinda.
Esperó unos segundos más y luego vio cómo los ojos de Belinda se abrían y ella se sentaba para mirarlo.
—¿Llegarás tarde a casa?—
—Eso es. Anoche te dije que iré a casa de mi madre un rato—.
Belinda lo miró de reojo. —¿Lo hiciste?—
—Sí… quizás estabas dormida, pero la llamé anoche y hablamos un rato. Nos reuniremos cuando salga del trabajo y … hablaremos—.
—¿Hablar hablar?—
—Si.—
Edmond mantuvo sus ojos en Belinda, buscando una expresión de cómo se sentía con respecto a la decisión que él había tomado por su cuenta.
—Wow—, dijo simplemente en voz baja.
—Sí—, repitió Edmond. M