—Tu no piensas dormir ¿cierto? — dijo divertida mientras empezaba a pararse, al hacerlo vio a Benedict recargado en la puerta lo que hizo que diera un salto.
—Rayos, me espantaste— dijo Aurore
—Así tendrás la conciencia— empezó a caminar hasta quedar frente a frente. — Este es…
—¿Eh? — vio como miraba fijo a sus brazos. — ¡Oh! Si este es mi bebe —
Benedict, estaba embelesado viendo a ese bultito que yacía sonriente en los brazos de Aurore.
—¿Quieres…? — insinuó Aurore. Benedict de inmediato dio un paso atrás, uno instintivo, se sentía tentado a tomar a aquel pequeño entre sus brazos, pero lucia tan hermoso y tan frágil, que sentía que entre sus manos podía romperse.
—No sé cómo — respondió de inmediato, mientras miraba la hermosura de ese bebe que tenía delante, era, ciertamente, tan hermoso como su madre, la misma piel de porcelana y esos ojos verdes vivaces.
—No es tan difícil, créeme— Aurore paso al niño a los brazos de Benedict, primero con algo de dificultad, pero al fin pudo hac