—No te preocupes Benedict, tu secreto está a salvo conmigo — él la miro con la ceja alzada. — nadie sabrá que el corazón de hielo del gran Benedict Gray por fin se ha derretido— le guiño el ojo. — Será un secreto entre tú y yo — aseguro.
—Hmp, solo le di de comer es todo — se acercó a la barra y la miró. — Como su mamá estaba bien dormidita, no había quien lo atendiera — sonrió mirando al pequeño.
Pensó que eso le serviría para que Aurore le siguiera el juego, pero no fue así, al contrario, la chica pareció perdida, su sonrisa se borró y se quedó mirando al horizonte como ida.
—El sueño…por eso me quede dormida — dijo la joven perdida en medio de los recuerdos de aquel horrible sueño.
—Aurore, ¿estas bien? — cuestiono Benedict quien de inmediato dedujo que algo extraño pasaba con su esposa.
—Si, ¿por qué no habría de estarlo? — sonrió Aurore tristemente.
—¿Segura? ¿Te pasó algo? — cuestiono preocupado.
—Solo, no pude dormir tuve una pesadilla, una muy horrible — se sinceró.
—Dicen que