Mundo ficciónIniciar sesiónAnna Delacroix llegó sin aviso, lo cual era típico de ella. Michaela estaba revisando proyecciones financieras cuando la recepcionista llamó, con voz nerviosa:
—Señora Santana, hay una Anna Delacroix aquí solicitando una reunión urgente con usted y el señor Santana. Dice que tiene información sobre Dante.
Michaela sintió su estómago tensarse. Habían pasado meses desde la última vez que vio a Anna, desde aquel día en que la mujer había entregado la evidencia que hundió a Ricardo. La relación entre ellas era complicada: gratitud mezclada con desconfianza, respeto teñido de historia dolorosa.
—Envíala a la sala de juntas pequeña. Llamaré a Nick.







