— ¡Es un traidor! — rugió el Lycan, iniciando una feroz batalla contra los vampiros. El enfrentamiento fue violento, y los vampiros caían uno a uno.
La bruja y el Lycan estaban al borde de la muerte cuando, en el centro del ritual, una criatura se levantó. Su esencia maligna y fría se expandía, llenando el ambiente con un poder sombrío y avasallador.
— ¡Necesitamos sellarlo! — exclamó la bruja, tomando las manos del Lycan. En un gesto tierno y desesperado, él la besó suavemente.
— ¡Te amo! — dijo la bruja, lágrimas rodando por su rostro.
— Yo también te amo — respondió el hombre lobo, sus palabras cargadas de emoción. Una explosión de poder iluminó el ambiente, y Yulli y yo cerramos los ojos, siendo repentinamente llevadas de regres