— Leah, todo tiene una explicación — Dijo Gabriel desesperado —.
— No tengo ánimos de escucharte, por favor, vete.
— Escúchame.
— ¡Vete, no insistas! — Grite —, confíe en ti, eres un inútil.
— Dame unos minutos que yo puedo explicarte, todo fue un mal entendido.
En ese momento Madison se acerco.
— Que está sucediendo Leah, por qué gritas.
— Madison, no quiero ver a Gabriel, échalo de la casa. Quiero que se vaya.
Realmente estaba atravesando por una montaña rusa de sentimientos desagradables y no quería verlo, no quería hablar con él.
— ¿Pero que te ha hecho? — Pregunto Madison —.
— Solo quiero que se vaya.
En mi insistencia, Gabriel tomo sus cosas y se fue triste y con la cabeza agachada.
Cuando salió por la puerta fue difícil no dar paso a las lágrimas contenidas, Madison se sentó a mi lado.