DANESA
Siento demasiada vergüenza cuando siento lo que provoca sus besos descarados en mi cuello.
El clítoris me pica, arde, esta envuelto en llamas y deseo urgentemente poder tocarme para mitigar lo que sea que está golpeándome fuerte.
—¿Que estás haciendo? —le pregunto a Egan que besa mi cuello.
—Eso te pasa por estar en una cama que no te pertenece.
En aplasta con su cuerpo y captura mis manos posicionándolas por encima de mi cabeza cuando quiero apartarlo sin saber qué es esto que me está quemando.
Tengo miedo por todo esto que el desata y me avergüenzo del sonido que sale involuntariamente de mi garganta cuando me besa el cuello.
—Por favor Egan.
No presta atención a mis palabras tomando mis labios en un beso violento que me confirma la forma de ser de una persona como el.
Es tan rudo y no me molesta, me encanta su fuerza, su cuerpo caluroso junto al mío, esta sin camisa pese a esta noche tan fría y mientras tengo los pies congelados su piel está caliente.
Acarició sus bra