17. ¡Salud!

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Los aplausos interrumpen nuestro beso. Giro el rostro para ver a mi familia, a mis amigos y a mi nueva familia. No necesito nada más que esto para sentirme dichosa. Pude haber pedido una boda por todo lo alto, llamar a todos los medios de comunicación para que cubrieran el evento, tener cientos de invitados de los que no conocería ni a la mitad. Pero eso no sería amor, sino simple vanidad.

La mano de Aiden se cierra sobre mi mano y es hasta ese momento en que me fijo en cada detalle de la decoración. Rosas rojas y blancas adornan el jardín. No hay mesas reservadas para cada invitación. Si no una sola para que todos podamos sentarnos como la gran familia en la que nos hemos convertido.

—¿Qué más puedo decir? —dice Daxton, acercándose primero—. ¿Qué más puedo pedir? —agrega. Deja el bastón a un lado y abre sus brazos, envolviéndolos a mi alrededor en un cálido abrazo que no dudo en responder—. Felicidades por esta nueva etapa en sus vidas. De nuevo, te doy la bienveni