Las vacaciones de Luggina eran como siempre, llenas de aventuras y emociones ella y su familia tenían viajando por toda Sudamérica.
Su última semana sería en Moscú, las costas de Sochi, con un hermoso clima templado, con sus lagos y playas.
Así como sus pistas rojas y negras para esquiar en invierno.
- Papito yo quiero venir para aprender a esquiar. - Dijo muy convencida de que en las próximas vacaciones eso era lo que arian.
- Primero tendrás un entrenador, luego vendrás. - Vio la expresión de felicidad de su hija, y era algo que no tenía precio.
Alessandro y Alexa caminaban por la playa. Mirando a sus padres de lo más contenta con sus hijos.
La semana pasó en un abrir y cerrar de ojos.
Estaban aterrizando en el aeropuerto de Roma y su otra famila la esperaba.
Al verlos corrió a los brazos de su padre, Alessandro veía la escena y eso le confirmo que jamás podía sacar a Stefano del sistema de su hija.
Sonrió y caminó a ellos se saludaron y fueron a la mansión D'Alessio dónde un alm