-¿Me dirás lo que sucede?- aquella voz profunda le inundó los sentidos, trayéndola de regreso al presente.
-¿A qué te refieres?- lo miró desconcertada.
-Te noto demasiado distraída y desde que volvimos de Norusakistan, pareces muy triste.
-¿Cómo no estarlo, James?- preguntó suspirando- allá dejé a mi amiga, mi sobrino, los extraño mucho.
-Lo sé, Vetty- le tomó ambas manos por encima de la mesa y le dedicó una enorme sonrisa- hace un mes que regresamos, anímate un poco, disfruta de esta rica cena, en este lindo restaurante, con este lindo chico- Ivette, dejó escapar una pequeña risa. Amaba esas cosas de James, él siempre sabía qué decir para hacerla reír.
-Sobretodo lo del lindo chico- le dijo enarcando una ceja.
-Así es- movió las cejas ridículamente- tienes una suerte envidiable.
-Nunca me he quejado de mi suerte- le dijo riendo.
-Es buen