Capítulo 88
—Estás preciosa —murmuró, inclinándose apenas para besar el dorso de su mano. Dante no era ciego y podía describir perfectamente la belleza de Alicia.

—Gracias… —respondió ella, sintiendo cómo su cuerpo se tensaba con aquel contacto que parecía simple, pero que despertaba emociones dormidas.

Duran
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