No quería.
Y, más aún… no podía soportar la idea de verla sufrir.
El amanecer llegó con el canto de los pájaros y un aire fresco que presagiaba un día claro. El sol comenzaba a colarse tímidamente entre los árboles altos, proyectando sombras largas sobre el terreno aún húmedo por el rocío.
Alicia