Ignacio y Esteban se van a almorzar, a un restaurante lujoso, en una mesa un poco apartada del resto, para poder conversar tranquilos.
- ¿Cómo estás, Ignacio? Ayer no quise indagar mucho frente a ellas, pero no se te ve muy bien y me preocupas.
- Es lo mismo de lo que hablamos el otro día, hay muchas reacciones de Irma que no me gustan y cada vez son más. Hoy, por ejemplo, mira por qué discutimos con ella, viste que su sobrina comenzó a trabajar en casa.
- No, no lo sabía.
- Ahora te cuento, hoy comenzó a trabajar Kimey. Irma se puso como loca, porque estaba esa joven en casa, luego quiso despedir a Lety, se volvió loca. Justo a Lety no la voy a despedir, es como una madre para Aitiana, ellas se pegaron mucho al fallecer, Marita.
Aparte, yo la aprecio mucho y muchas veces me ayuda a desahogarme cuando estoy frustrado con todos los problemas de la casa.
Esteban lo observaba y trataba de analizar si debía invitarlo a escuchar el informe de Elian o no.
- Mira, Ignacio, nosotros nos conoc