Pasó tan rápido el tiempo que ya en menos de un mes va a nacer el bebé de Aitiana. Nada cambió luego de la muerte de Ignacio, ella sigue bajo esa depresión.
- Kiara, ya tienes todo preparado.
- Sí, hermanito, está todo listo.
- Bueno, cuando llego a casa, le doy la sorpresa a Aitiana y nos vamos - Aitiana, amor, ¿cómo te sientes?
- Bien.
- ¿Cómo fue tu día, amor?
- Como todos los días, pasé la tarde aquí en casa, con mamá, mi madrina y las chicas, todas quieren que vuelva a pintar o hacer esculturas, pero yo no estoy de ánimo.
- Vamos, princesa, debes cambiar esa carita, yo extraño tu sonrisa, sé que no es fácil, pero ya déjalo volar, papá no hubiera querido verte así de triste.
- No es fácil, Elian.
- Lo sé, por eso te tengo una sorpresa, ven, vamos.
- ¿A dónde vamos?
- Confía en mi amor, te prepara una hermosa sorpresa.
- No, Elian, no quiero salir, sabes que no estoy de ánimo.
- Vamos, organicé una hermosa sorpresa para ti, confía en mi regalo, sé que te va a gustar.
Aitiana, sin