La enfermera inició su ronda, la miraba desde lejos, me enviaron los resultados. Y decía que la mujer era auxiliar de enfermería, de contaduría, de odontología, de mecánica. Para esa corta edad sabía mucho de muchas cosas, con respecto a la otra foto, no había nada, era como si no existiera. Cuando iba a hablar con la enfermera en jefe, la susodicha iba a ingresar a la última habitación de ese pasillo y era donde se encontraba Rosa.
—Disculpa, a esa habitación tienes el paso restringido, es una paciente de la cárcel y solo puedes ingresar con el enfermero...
Y ahí todo cambió, le avisé a José que se necesitaba en la recepción del piso. La mujer asesina sacó su arma, le apuntó a la enfermera desde la recepción. De mi parte alcé las manos y caminé en dirección a ella. Mis armas estaban a mi espalda y por el otro pasillo llevaba José simulando ser un enfermero nada más.
—Papito vos no te metas que no quiero matar a un doctor. Solo tengo que hacer algo y no ha pasado nada.
Para ser una as