Esperaba a que llegaran mis compañeros. No demoran en hacerlo, estar cerca con el hombre a quién le volé una mano no será nada, voy a tener que estar cuidándome la espalda. José llegó con los almuerzos. Le pedí que trajeran pastas que era cómoda de comer en un carro.
—Almuerzos comprados, jefe.
—Mantente en contacto y no coqueteando con la hermana de Yaro.
—¿Yo? —hizo un gesto de negación.
—Hazte el pendejo y verás cómo te pone a voltear Yaro. Es un buen jefe, pero con sus hermanas es a otro precio.
—Me quedó claro hoy, Yasar. Ese tal tiburón se quedó sin aletas.
—Y el que viene le quité una. Mantente alerta y una hora después de irnos envía otro equipó que rastreé mi celular, o el de cualquiera de nosotros. Puede que no pase nada. Pero es mejor estar preparado por si ocurre. Y cuida a nuestras mujeres.
—Parezco con lista de pelaíto. —sonreímos—. ¿Crees que el capitán Yaro no me acepte como posible cuñado?
—Demuéstrale que no tienes a una noviecita de turno. No te imaginas lo que le t