La cena de despedida fue una idea de su loco hermano, quien lucía temeroso pero orgulloso por su hermana. Los invitados fueron convocados a la casa de los padres del rubio, donde contaban con espacio suficiente para poder entrar sin sentirse apretados.
-Por mí pequeña - brindó su padre levantando una copa de champagne en honor a Tau. Si bien los ancianos no conocían detalles de la misión ni el destino al que era enviada, y mucho menos que lo haría sola, se sentían orgullosos por su pequeña niña.
-Es hora de que vayas a descansar - susurró Anwar en el oído de la rubia. Tau se giró para mirarlo de frente y rogarle unos instantes más, aunque sabía muy bien que el vuelo salía temprano a la mañana siguiente -. Es mejor qu