—Pero... pero...
—Pero, ¿qué, mi reina? — me miró fijamente y sonrió ladeado—. ¿Te incómoda mi aspecto?
—No, no es eso.
—¿Entonces?
No tenía ni la menor idea de qué decirle. Aún sigo impactada por lo que me ha dicho y todo lo que ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Ni en mis peores pesadillas sería capaz de estar con ese lobo mitad humano. Mi corazón solo le pertenece a Caleb; y a nadie más que a él me entregaré en cuerpo y alma, así ese lobo comparta su cuerpo.
—¿No te parece que primero deberíamos conocernos? No sé nada de ti. No sé si me haga entender.
—Te aseguro que uniéndonos nos vamos a conocer muy a fondo — acarició mi mejilla—. Te llevaré a tu habitación. Date una buena y larga ducha y luego te ense&ntild