Narrador Omnisciente.
Arantza afirmó con su rostro esperanzado y corrió dentro de la enorme casa con Emiliano atrás de ella, Emiliano tocó la puerta de madera del estudio de su padre.
—Marcelo, abre la puerta — pidió Emiliano.
—Papi, por favor te lo suplico —dijo Arantza llorando desconsolada y muy nerviosa porque presiente que Marcelo se suicidará.
Emiliano sintió una rabia visceral, algo como nunca antes, no era el habitual odio a su padre, era el llanto de Arantza lo que destrozaba su corazón.
—Abre de una vez, es que no tienes corazón, acaso te encanta hacer sufrir a tus hijos, abre esa puerta maldita sea, enfrenta y sé hombre por una vez en tu