Prólogo

"Mamá, ya te lo dije, ¡serán tu familia, no la mía!" Arrojó la maleta al maldito aparato de embarque.

"Eres mi hija, y ellos también serán tu familia".

"No los necesito. Acepté esto por ti, y lo sabes, Mirna. No estoy interesada".

"Si vuelves a llamarme así..." Sus ojos me fulminan. "Estarás castigada."

"Tenemos derecho a la libertad de expresión, Mirna, no puedes some..." Cerré la boca cuando vi mi móvil en sus manos.

"Si vuelves a llamarme de esa manera tan horrible, tiraré tu teléfono por el retrete del avión."

"¡En lugar de amenazar a tu hija, deberías quejarte con tu madre! No fue mi idea ponerte un nombre tan horrible".

Culpa a la abuela, yo soy inocente.

"Si me gritas de nuevo, pasearas a Rudolf por un mes entero".

¿Está loca o qué? Ella era la que quería a ese perro demoníaco. ¿Quién en su sano juicio cría a un mastín tibetano como a un bebé? Rudolf es insoportable; mis brazos aún duelen por intentar aferrarme a la farola de la luz mientras intentaba detenerlo para que no se comiera el gato de la señora Doty, lo que obviamente era imposible. Que Dios tenga en su gloria a Manchitas; todavía tengo pesadillas con ese gato, sus ojos llenos de desesperación están grabados en mi mente. Desde ese día me prometí que no volvería a salir con él. ¡Asi que no sueñes que yo seré su paseadora, ni borracha saldré con Rudolf nuevamente!.

"¡Deja de amenazarme! Soy dos décadas más joven que tú".

"Bien, que sean dos meses entonces".

"Eres una dictadora".

"Corrección, soy tu madre".

"¡Tú!" Trató de refutar sus palabras, pero no pudo encontrar una grieta para hacerlo.

"Tomaré tu silencio como que estás de acuerdo."

"¡No lo estoy!."

"El que calla otorga cariño, así que mueve tu pequeño trasero o perderemos el avión."

Respira, respira. Es ilegal matar a alguien, especialmente a tu madre. No puedes olvidar que la condena se agrava por el vínculo.

"¡Sara!"

"Estoy justo detrás de ti. Deja de gritar, mujer".

"Date prisa", se queja mientras le dedica una sonrisa apenada al jefe de embarco.

Me acerco a ella suavemente. "Madre, tu sonrisa hipócrita es aterradora".

Antes de que pueda alcanzarme, corro hacia la azafata, le entrego rápidamente mi boleto y huyó con clase a mi asiento.

Ventanilla número 4S. ¿Por qué S? Después de caminar por el maldito pasillo cinco veces, estoy haciendo todo lo posible para no romper la estúpida tarjeta de embarque y bajarme de esta cosa.

"¿Puedo ayudarle?"

"Sí, por favor, dime dónde diablos está mi asiento".

"Necesito ver tu boleto para hacerlo".

"Oh, aquí tienes". Bien hecho, Sara, pareces aún más tonta de lo que aparentas.

"Señorita su asiento está al otro lado de la cabina."

"¡Ja, ja, ja! Creo que estoy alucinando". Me río hasta llorar. El otro lado de la cabina es la clase VIP. "En serio, señora, ¿dónde está el maldito asiento?"

"Señorita su boleto pertenece a primera clase." Ella saca una tablet, ¿Siempre tuvo la tableta en la mano? "Sara Masón, su boleto efectivamente pertenece a primera clase, no hay ningún error" Ella sonríe dulcemente. Doy un paso atrás; esta mujer da tanto miedo como mi madre. "Te acompañaré".

Antes de que pueda negarme, soy arrastrada, tos, tos, quiero decir llevada a primera clase con especial amabilidad por parte de la azafata.

Qué mundo tan extraño es este. La zona VIP es otro planeta, definitivamente. Los asientos parecen sillones de ricos.

"¿No faltan pasajeros?"

"Hasta que llegas, Sara".

"¿Mamá? Si estás aquí... Entonces, ¿no es un error que estemos aquí?"

"Señorita, nos asignaron para servirle... Ustedes son nuestras únicas pasajeras en este lado del avión. El Sr. Harper reservó esta área para que se sientan cómodas". Se acerca a la otra azafata y le da una palmadita. "Gracias por traerla, buen trabajo".

"No fue nada. Me iré ahora. ¡Buen viaje!" Gracias a Dios que esa mujer se ha ido; Creo que me tiraría del avión si tuviera que viajar con mi madre y su extraña copia.

"Le dije a Donovan que no era necesario que hiciera esto". Mi madre suspira, conmovida.

Entonces, fue su esposo rico.

"Tiene mucha suerte, señora", dice halagadoramente la azafata.

"Lo sé, mi esposo es muy especial. Soy una mujer muy afortunada..."

Soportando la incómoda conversación, levanto la mano para llamar la atención de ambas mujeres, que actúan como adolescentes. "Mamá, ¿dónde estás sentada?"

"Al lado del minibar", responde mi madre mientras se sonroja.

"Entonces... me sentaré allí". Señalo el asiento más lejano.

"¿No está un poco lejos?" La azafata parece desconcertada.

"Ese es el punto. Soporte usted sola a esta mujer." Me encojo de hombros.

"¡Sara!"

"Quiero dormir, madre. ¿O planeas presentarme a tu esposo y tu nuevo hijo con un humor de perros?

"Pensándolo bien, descansa, cariño. Mamá se encargará de despertarte".

"Siempre tan considerada, Clarice".

La azafata al notar que la atmósfera se tornaba inadecuada interviene.

"Señora, su anillo es asombroso. ¿Cuántos quilates tiene?"

"No sé, pero me encanta". Gira lentamente la mano para que la mujer pueda examinarlo con más detalle.

"Sí, es muy..."

Me puse los auriculares para bloquear su conversación. No soporto cuando mi mamá se comporta así.

Aprieto las palmas de mis manos con fuerza, tratando de mantener la calma. Mi mirada se desplaza hacia el pequeño anillo de plata que no tiene ningún tipo de piedra, probablemente no tenga mucho valor para la mayoría de las personas, pero es mi mayor tesoro.

"Papá te extraño, yo realmente amo el anillo que le regalaste a mamá..." Acarició el anillo que está un poco doblado, lamento que te doblaras, no era mi intención que el auto de mamá te pasara por encima pero sigues siendo el anillo más lindo del mundo. "Ella antes también te amaba pero  ahora debe usar el anillo que le entregó su nuevo esposo." Suspiró agotada, no creó que sea una buena idea mudarnos a la casa de este hombre antes de su matrimonio pero no hay alternativa, no puedo dejar sola a esa mujer, tengo que cuidarla, a veces da más problemas que una adolescente.

Papá, tu bebé creció para cuidar a su estúpida madre. Suspiro, agotada. ¿Por qué no me llevaste contigo?