Se van a escapar de nuevo

— Mamá, ¿es otra vez esa señora que siempre nos persigue? — Drago preguntaba mirando fijamente a su madre con sus ojitos verdes que eran por supuesto heredados de su padre, pues violeta tenía unos hermosos ojos color marrón, piel blanca y cabello castaño oscuro, en comparación de sus hijos que eran de piel apiñonada y cabello claro.


La madre recordaba las facciones del hombre de aquella vez, su pequeño era demasiado parecido a él, se preguntaba si algún día lo viera lo reconocería o pasaría desapercibido para ella.


— Vuelve a acostarte, Drago, ya se cansará de hacer escándalo y se irá — Violeta frotó el cabello del niño haciéndolo molestar.


— ¡Mamá! ¿que te he dicho de mi cabello? ya soy un niño grande, no me trates como si fuera un bebé.


Violeta se preguntaba de dónde había sacado su hijo esa forma de ser tan huraña, a veces parecía ser muy malhumorado, le llamaba la atención a su hermana si se comportaba mal o si andaba brincando por la casa, el adulto en casa era él.


Al día siguiente en el desayuno, antes de que los niños fueran a la escuela, la madre habló con ellos.


— Este será su último día de clases, nos iremos de la ciudad hoy por la tarde.


— ¿Otra vez? no, mamá, no queremos irnos, he hecho un amigo en el la escuela, quedé de llevarle unas galletas horneadas de esas deliciosas que haces, él no tiene mamá ni papá — Drago, estaba de mal humor, debido a su personalidad le era difícil hacer amigos, ahora que había hecho uno, no quería dejarlo.


Más tarde Drago llevaba en una pequeña bolsa las galletas horneadas por su madre, el porte del niño a pesar de vivir dificultades era el de un pequeño príncipe, se podía ver a simple vista que era de buena cuna.

— Andres te he traído de las galletas que mamá cocina, pruébalas, si no te gustan solo no te las comas — Drago era de pocas palabras, rara vez hablaba tanto.

Andrés es un niño pobre

cuya madre y padre habían muerto hacía tres años atrás.

Su unica familia, su tio Danilo había dejado encargado a Andrés con las niñeras contratadas de la mejor agencia, el hombre debía viajar al extranjero por negocios y no podía llevarlo con él.

— Estás galletas están deliciosas, ¿me traerás más otro día?


— Creo que no podré, nos mudaremos está tarde de la ciudad, hay unas señoras que siempre molestan a mamá y nos han encontrado de nuevo, ahora tenemos que irnos.


— Eres mi único amigo, no te vayas Drago, no me quiero quedar solo otra vez — Andrés no pudo contener las lágrimas, los niños se habían aprendido a querer.


— Nos tenemos que ir Andrés pero cuando seamos grandes nos vamos a reunir de nuevo te prometo que voy a buscarte.


— yo también te buscaré, tomemos una foto, así no voy a olvidarme de ti.


— Yo también te voy a extrañar, pero no te preocupes estoy seguro que nos volveremos a encontrar — los pequeños amigos de despidieron con un abrazo.

Violeta llegó por sus hijos, ella se tomó una foto con los niños, después se tuvieron que ir.

Andrés se quedaba llorando en una banca, grande fue su sorpresa cuando vio llegar a su tío que hacía un año no veía, se encontraba viajando expandiendo la compañía.


— ¿Qué sucede? ¿por qué estás llorando, Andrés?


— ¡Tíooo! ¿estás aquí? ¿viniste por mí?


El entrajado hombre que había llegado en su lujoso auto a recoger a su sobrino, llamaba la atención de las madres de familia que en ese momento pasaban con sus hijos, no podían dejar de mirarlo, Danilo Ferreira era realmente apuesto, como un dios griego que camina entre los mortales.


— Por supuesto que vine, apenas llegué a Italia y vine a buscarte directo del aeropuerto, pero dime, ¿por qué estabas llorando? ¿alguien aquí te hizo daño? la mirada verde se le afilió al hombre, Andrés era su única familia.


— Es que tío, mi mejor amigo se va a marchar de la ciudad, sin él yo estoy muy solo, mira, me obsequió galletas de las que cocina su mamá, no quiero que se vaya, ¿puedes hacer algo tío? ¿puedes impedir que me quede solo? — la carita de Andrés era de mucha tristeza.


— No estás solo, Andrés, ya estoy aquí, pero si tanto quieres que ese niño se quede, ¿cómo podemos hacer para encontrarlo? ¿tienes algún dato?


— Sí nos hemos tomado una foto mira, él es mi amigo Drago y ella es su madre, la señora Violeta, Drago no tiene papá, hay una señora que los molesta y no los deja vivir en paz.


Danilo veía la foto una y otra vez, ese rostro de la mujer le parecía familiar, tenía la sensación que ya lo había visto antes, y ese niño con el mismo tono de piel que el suyo, el mismo color de ojos y hasta sus mismas facciones, ¿por qué se le parecía tanto a él?


— ¡Luis, busca a esta mujer, que no salga de la ciudad por nada del mundo, apenas la consigas quiero que me avises de inmediato! — ordenó el CEO con una sola idea en la cabeza, saber si ese niño era su hijo y ella la mujer de aquella noche...

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