31

Mire de reojo la cabeza roja de Luisana mientras dormía sobre mi pecho, quería acariciarla, pero tenía miedo de respetarla y que la pelea de ayer siguiera. Ella se removió un poco y después poco a poco abrió los ojos.

— buenos días — le dije.

Ella bostezo y se estiro en la cama, después se acurruco mucho más a mí.

— ¿quieres que busque al cochero para que te lleve de regreso a casa? — le pregunte, pero no me contesto.

Ayer después de esa enorme pelea donde nos dijimos tantas cosas, ella me abrazo y me pidió quedarse en casa ya que estaba lloviendo a cantaros, grande fue mi sorpresa cuando ella a mitad de la noche entro a mi habitación y se acostó a mi lado, no me dijo nada, y yo tampoco pronuncie palabra alguna, ella simplemente se acostó a mi lado y me abrazo.

¿Qué quería realmente? ¿Estaba buscando algo? Esas dos preguntas no me dejaron dormir, Me sentía tan confundido con su actuar, yo no la entendía para nada, primero me gritaba que me odiaba y después de la nada me buscaba.
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