El padre de Luisana estaba frente a mi, sentado en mi oficina, el pobre hombre se veía tan viejo y demacrado que daba un poco de lastima.
— Mi lord, se que usted tiene intenciones de casarse con mi hija, pero me gustaría decirle un par de cosas — me dijo.
yo asentí y lo mire.
— lo escucho — le dije.
El se claro la garganta.
— creo que usted esta al tanto de mi precaria situación — pregunto.
Yo asentí con la cabeza de inmediato.
— por lo que me he visto en la penosa situación de tomar la dote de mis hijas, no me enorgullece decirlo, pero creo que es mejor ser sincero desde ahora — me dijo.
Yo volvi a asentir con la cabeza, al menos el hombre era honesto.
— no se preocupe por eso, yo me quiero casar con su hija, porque me gusta y pienso que seria una muy buena esposa, si tiene o no dote, me da exactamente igual. Y sobre su situación, me gustaría ayudarlo, ya que seremos familia — le dije.
Al pobre hombre se le ilumino la cara, pero después trato de conservar la compostura.
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