Chris Blackthorne era el heredero del clan denominado "la serpiente negra". Una de las mafias mas poderosas de california. Tras la muerte de su padre quien temiendo que su hijo se quedase sin descendientes; estableció una clausula en la que era requisito indispensable para heredar que el hombre contrajese matrimonio de inmediato y conviviese durante un año con su nueva esposa. Emma del Monte era la hija de adicto a las apuesta quien viéndose endeudado hasta el cuello; no dudo en ofrecer a su hija a una conocida madame. Sin saber que el destino le tenia preparado algo diferente; Chris se presenta como su salvador ofreciéndole un matrimonio por contrato. Ahora Emma tendrá que tomar una decisión; convertirse en una prostituta o casarse con un desconocido.
Ler maisUna bella chica de tez clara y cabellos castaño oscuro hasta la cintura estaba acomodando una pila de libros en los diversos estantes de madera antigua teñidos de barniz; la pequeña librería era el negocio familiar desde que tenia memoria. Aunque las deudas incrementaron dia con dia; aun si para Emma seguia siendo un paraiso de papel y tinta. Su rutinaria labor se vio interrumpida por unos gritos provenientes de su casa; quedando la librería al lado de ésta todo se oía claramente. Se apresuró a salir temiendo lo peor y fue así; sus miedos se vieron reflejados en la realidad ante ella; su padre yacía en el piso semi inconsciente mientras tres hombres le golpeaban entre insultos. Ella intentó intervenir pero fue arrojada al piso como si de un florero viejo se tratara. Se sintio impotente ante ellos.
—Recuerdalo viejo tienes veinticuatro horas para pagarnos—el hombre tatuado soltó una bocanada de humo espeso; provocando que Emma tosiera.—O los Serpientes negras vendrán por ti—le amenazó golpeando la puerta de una patada antes de salir junto a sus compinches.
—¿Estas bien?—Emma se acercó a su padre comprobando sus heridas—. Tenemos que ir al hospital, anunció con voz firme.
—¡No!—su padre chilló.—Sino consigo ese dinero ellos me mataran.
—¿Quiénes son esos hombres?—preguntó.
—Hombres muy malos hija—le acarició el cabello con ternura.—Estás creciendo tan rápido.
—Ya tengo dieciocho papá—sonrió la bella joven. El hombre asintió; una idea se había cruzado por su cabeza mientras la joven lo ayudaba a sentarse en el sofá. La casa había quedado revuelta después de la agresión vivida por las serpientes negras.
—Puedes alcanzarme el teléfono—le pidió pensando en una solución para sus deudas; las resolvería de una vez por todas. Ella volvió con el teléfono inalámbrico en sus manos y una bonita sonrisa. El hombre mantuvo una conversación breve con su amigo en voz baja; evitando ser oído por Emma.—Hija estamos salvados—anunció su padre y ella corrió a abrazarlo—. Mi amigo puede prestarme el dinero; pero debo ir a buscarlo a su trabajo hoy mismo.
—Ya es tarde—Emma vio el reloj de pulsera en su muñeca.
—Lo se hija pero cada minuto cuenta—soltó él con premura. Ella asintió sabía que era verdad que con los mafiosos no se podía jugar; su padre era un apostador ella lo sabía, pero él y su abuela era lo único que tenía en su vida.
El lugar adonde la llevo quedaba en un barrio apartado, era una caseta de anchas puertas de madera color rojo. El bullicio podia oirse desde afuera; su padre tocó a la puerta y un hombre alto vestido de negro le abrio.
—¿Trajó la mercancía?—le preguntó a su padre y este asintió. El hombre le dio una mirada a Emma que la hizo sentirse desnuda; ella se sujetóal brazo de su padre para buscar ayuda. Pensando que la salvaria, se aferró a su brazo, pero este se limitó a sonreir, para luego de un empujón lanzarla a los brazos del hombre de traje negro y mirada sonbria, quien rio al verla estremecerse.
El padre de Emma volvió a su casa luego de comprar una botella de whisky con parte del dinero que le habían dado por vender a su hija al burdel; su madre le esperaba angustiada por la ausencia de la joven, su nieta no era así. Siempre había sido una muchacha honesta y trabajadora; la mujer mayor le contó sus preocupaciones a su hijo, quien dando un largo trago a la botella le confesó que la había vendido a un burdel para pagar susdeudas. La mujer presa de la ira lo insultó; golpeándole con sus puños para liberar la furia hasta que esta la domino; ocasionándole un pre infarto que la enviara directo al hospital.
***
Emma fue introducida por un pasillo angosto; pudo oír gritos y gemidos mientras el hombre la empujaba por la espalda obligándola a caminar. Las lágrimas picaron en sus ojos al notar que había sido vendida por su padre; la dejaron en una especie de oficina con muebles tapizados de rojo y una gran alfombra en el piso. Tomó una bocanada de aire dispuesta a negociar con el hombre calvo y de bigote espeso.
—Yo podría limpiar su negocio—propuso la joven intentando mantener la compostura. El hombre se rió en su cara. Se levantó acortando la distancia entre ellos.
—Eres muy bonita para eso—dijo pellizcando una de sus nalgas.—Podre exprimirte como una naranja—. Esta vez posó las manos en sus seños y ella sintió asco;—eres toda una joya esta misma noche subastare tu virginidad.
El hombre salió dejándola sola y poco después una mujer de cabellera roja y labios de igual color; aunque escasamente vestida llegó para prepararla; le puso un conjunto de lencería blanca con detalles de encaje; maquilló su rostro y labios para hacerla lucir provocativa. Le puso aretes de perlas falsas a juego con una pequeña tiara que colocó en su cabeza. Emma supo que no tenía salvación; antes de que terminara la noche sería subastada por un puñado de dólares y entregada a un hombre para satisfacer sus instintos sexuales. No lloró aunque estaba rota por dentro. Luego de un rato fue llevada hasta el salón; donde la acostaron sobre una cama con sábanas de seda roja, cubierta de pétalos de rosas.
—El vejete vendió a su hija—el hombre tatuado había comentado para sí mismo mientras tomaba un trago.
—¿A que te refieres?—el hombre trajeado junto a él quiso saber.
—Es ella—dijo señalando a Emma—. La recuerdo bien; es una lastima lo que le va a suceder—el hombre encendió un cigarrillo y su compañero se enfocó en ella, su piel blanca esos ojos verdes enmarcados por aquella melena de un tono castaño oscuro.
—Su padre nos debe dinero—se atrevió a decir en voz alta.
—El padre de la chica te debe su alma—escupió una bocanada de humo.
—Creo que me voy a cobrar esa deuda ahora mismo—sonrió echando un último vistazo a la joven temblorosa y su acompañante sonrió al comprenderlo,
—Creo que será una buena adquisición para las serpientes negras.
La hermosa joven comenzó a ser subastada; las paletas eran elevadas por diversos hombres ansiosos por despojarla de sus escasas prendas y saborear su desnudez. Cuando Emma lo creía todo perdido, mientras se sumía en un mar de lágrimas las musica dejó de sonar, entonces lo vio quizás era el hombre más apuesto sobre la tierra; era alto fornido de cabellera oscura y tez clara con una barba bien recortada. Su cabellera negra y lacia era solo un poco más larga de lo habitual; estaba luchando cuerpo a cuerpo con los guardias de su carcelero y cuando todos estos cayeron. Fue por el viejo calvo quien refunfuñaba una serie de improperios.
—¡Ella es mia!—le gruño lanzándole un puñetazo a la cara—. Y no te atrevas a desafiar al jefe de las Serpentes Negras; o esta noche te irás con el barquero.
Lo siguiente que Emma pudo ver era que el hombre apuesto subía los escalones de dos en dos; hasta llegar a ella. Tomó un pañuelo de su bolsillo y le limpió las lágrimas junto con el exceso de maquillaje; quedando preso de su belleza cautivadora. Era hermosa joven y encantadora; seria una esposa perfecta, ella no tenía nada que perder, su padre la había vendido a un burdel; él era un mafioso pero le ofrecía una vida mejor seria su esposa ante todos y aunque era un mero contrato también tiene sus beneficios; tendría un techo comida y cuidados. Cuando el matrimonio acabara se aseguran de darle su libertad junto con una jugosa pensión para que se mantuviera dignamente.
Blackthorne estaba sorprendido por el descubrimiento, Emma había huido estando embarazada, eso sonaba como algo que ella haría con habitualidad, ahora mientras tomaba un café, veía como sus hijos menores bromeaban en la piscina, porque para él Mike siempre sería su hijo, pese a no llevar su sangre.No le tomó demasiado tiempo decidirse, necesitaba enfrentar su realidad, buscaría a Emma, hablarían de todo lo que llevaban años ocultándose y quizás así pudieran corregir algo del daño causado tiempo atrás.—Necesito que se porten bien—Blackthorne suspiró cansado y Helena lo miró confundida.—No te preocupes, eso lo dijo por mí—Mike le dedicó una sonrisa amable a la chica antes de lanzarse a la piscina.—¿Todo está bien?—ella se acercó a padre, no notaba triste.—Iré a buscar a tu madre, debemos arreglar esto de una vez por todas, no entiendo que sucedió, pero le daré el beneficio de la duda, para explicarme todo—con cariño le acarició la mejilla a Helena—. Eres tan bonita como tu madre—di
Mike recordaba algo vagamente de la esposa de su padre adoptivo, no sabia bien que era, pero estaba seguro que eso conectaba a su madre con aquella mujer misteriosa quien un día decidio desaparecer para siempre dejando todo atrás. Sin mucho tiempo que perder subio hasta su recamara en busca de algo que pudiera darle luz a su recuerdos, lo hallo despues de revisar las cosas de su madre, dentro de un pequeño joyero habia una tarjeta de un investigador privado, con una direccion escrita a mano.Mi dulce Emma, decia al pie de la tarjeta.Madre solo le decia dulce a la gente que odiaba, eso lo supo al leer sus múltiples cartas, eran lo único que le quedaba para recordarla, a esa mujer que nunca pudo conocer, sin embargo era quién le había dado la vida. —Querida Emma, creo que tendré que hacerte una visita y conocer tus razones para abandonar a mi padre—el joven guardó la tarjeta en el bolsillo de su pantalón.—Mike, espero que te comportes tendré que salir a resolver unos asuntos del nego
A pesar de los años Emma todavía sufría de pesadillas, producto de la pérdida de su primer hijo, una lágrima pequeña resbaló por su mejilla, había luchado demasiado por sacar adelante a Helena, ella se había convertido en su vida entera, su pequeña era su mayor orgullo.Stephanie era una parte dolorosa de su vida, la causante de sus desdicha y soledad, por ella se encontraba sola, trabajando como enfermera de tiempo completo en un hospital, donde pasaba las noches varios días a la semana, una parte de ella se sentía culpable por dejar sola a Helena tanto tiempo, pero era la única manera de llevar una vida digna.—Hola, mamá—la voz tranquilizadora de Helena la sacó de sus pensamientos perturbadores.—¿Cómo te fue en tu primer día de clases?—Emma fingió una sonrisa, sosteniendo un tazón de ensalada entre sus manos.—Normal, creo—la joven suspiró dejándose caer en el sofá.—Recuerda lo que te he dicho—le dijo Emma dulcemente.—Lo sé, quieres que socialice un poco, estás preocupada por lo
Quince años después…El verano terminó e inevitablemente la hora de que la hija de Emma volviera al instituto también, los mejores años de su vida los pasaría allí, entre clases aburridas y compañeros con los que no encajaba del todo. Era su último año antes de mudarse, pero en lugar de estar nostálgica se sentía calmada, para ella todo sería igual que siempre, aburrido y monótono.— ¡Lena, ya es tarde! —gritó Emma, su madre desde la escalera.—Ya bajo—respondió—se dio un último vistazo en el espejo ovalado, su cabello castaño claro caía en una cascada de ondas, hasta su cintura, combinaba perfecto con esos ojos color verde, herencia de su madre.— ¡Vas a llegar tarde, niña!—Ya voy— se acomodó el listón azul en su cabello, tomó el bolso y bajo por las escaleras rápidamente.—Te has tardado demasiado—Emma la miró cansada.—Lo sé –Helena se despide de ella con un beso y sale de la casa. El instituto estaba bastante lejos algo, le tomaba como unos cuarenta minutos caminando, sin dud
Meses después...Emma cada día se sentía mejor, desde que se enteró de la llegada de su bebé sus ánimos cambiaron por completo, sin embargo esta vez no se dejó doblegar ni por su suegra y menos por su tía, renunció a la fortuna de Stephan, la que le correspondía por ser su viuda, sin embargo la madre de este consideró apropiado adquirir un apartamento para ella y su futura nieta, sí Emma tendría una niña y tuvo que mentir respecto al nombre de su padre para salvarse.—Te prometo que estaremos bien, ya son casi cinco meses desde que empezaste a formarte dentro de mí y me has dado la alegría que tanto necesitaba en mi vida, cubriste mis días grises con una hermosa lluvia de colores. Eres lo único valioso en mi vida —Emma suspiró acariciando su vientre abultado con ambas manos, estaba tan grande que pareciera su último mes de gestación. En su mente sabía con certeza cuál sería el nombre de su pequeña, iba a ser Helena, Helena Blackthorne, era una lástima que no pudiera llevar el apellido
Blackthorne tenía demasiadas cosas en su cabeza que le atormentaban constantemente, quería ir a beber, borrar el dolor embriagándose, pero no podía ser tan inmaduro, necesitaba ir con su hijo, asegurarse de que estuviera bien él era su prioridad, lo único que le quedaría cuando Emma se convirtiera en un triste recuerdo.Por años evitó el tema de Stephanie, sin embargo no podía seguirlo posponiendo, debía definir de una vez que haría con ella, si la perdonaba o le hacía pagar todo el daño.—¿ Dónde está mi hijo?—fue lo primero que Blackthorne dijo al ingresar a su mansión.—Aquí esta, señor—la niñera entró a la sala, sosteniendo al niño en brazos.—Gracias al cielo que estás bien, hijo—le besó la cabeza con alivio, su hijo estaba sano y salvo.—¿Dónde está ella?—se atrevió a preguntar.—Ella esta en su habitación, la que usted dispuso para ella años atrás—el ama de llaves fue quien respondió. Blackthorne asintió, recordando lo intenso que fue su amor por Stephanie en el pasado, quizás p
Último capítulo