12.
Terminaron las clases, por lo general cuando acaban, Leandro se acerca y salimos conversando, pero esta vez no me apetecía hablar con él. Salí rápidamente, caminé por el pasillo y luego lo vi aparecer a mi lado, me llamó, pero no respondí.
- Cristóbal, ¿está todo bien? – Me dijo Leandro y sé que me miraba, pero yo miraba hacia otro lado.
- Sí, ¿por qué no lo estaría?
- Estás raro, ¿seguro que estás bien?
- Sí.
- No te creo.
- ¿Cómo te fue con tu amigo en el descanso? – Le pregunté, se me salió, me dieron ganas de pegarme.
- Bien. – Me dijo sonando extrañado. – ¿Nos viste?
- Sí, no sabía que ya tenías amigos en la escuela.
- No es precisamente un amigo, me escribió porque al parecer le gusté. – Cuando escuché eso me molesté el doble, no lo pude evitar. Creo que cualquiera hubiera notado mi cara de amargura.
- ¿Y a ti te gusta él?
- No, no me gusta. – Me dijo a la defensiva.
- ¿Entonces por qué te viste con él?
- No lo sé, quería conversar con alguien. No tengo amigos. ¿Por qué te moles